41- Entrenamiento

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La explicación de todo lo que había sucedido fue un tanto más larga que las anteriores dos veces gracias a la abuela Margarita, que al ser mayor le costaba entender las cosas un poco más.

-Entonces tienes 1160 años?!- exclamó sorprendido Juan.

Koi asintió con la cabeza, sentado en un sillón con una pierna cruzada encima de la otra.

-Cuál es tu secreto para verte tan joven?- preguntó Alejandra interesada en saber ese secreto.

-Soy un Dios, envejezco de manera diferente. Si fuera un humano tendría 18 años- intentó explicar lo más resumido que pudo.

-Ves? Fuera de tus capacidades- se burló nuevamente Carlos de su hermana menor.

-Cuál es tu truco mágico favorito?- María ignoró el comentario de su fastidioso hermano.

-Eem... No tengo favorito, supongo- el alien se encogió de hombros.

-Yo creía que era el de cambiar de forma- se unió a la conversación Dave mientras comía unas galletas. Le ofreció a sus familiares y a Koi.

-Esta bien, pero no es mi favorito-

-Nos puedes enseñar alguno de los que más utilices?- los ojos de la muchacha se iluminaron de emoción, inclinándose sobre la mesa para quedar más cerca del Dios y no perder ni un solo detalle.

El delincuente se lo pensó por unos segundos, hasta que estiró su mano, invocando un arma y jugando brevemente con ella para luego hacerla desaparecer.

-Wow!- exclamó Carlos tomando la misma posición que su hermana sobre la mesa.

Con un movimiento de mano la ropa de Koi cambió, siendo ahora su ropa habitual y no la ropa humana que llevaba los último días.
Captó la atención de los demás presentes, siendo estos los tíos y la abuela de Dave. Amanda también veía desde la cocina junto con Ian.
Dave ni se inmutó por haber visto esos trucos en repetidas ocasiones.
Después hizo flotar a los adolescentes por unos segundos, quedando asombrados a los hermanos.
Y para terminar llamó la atención de Dave, haciendo que le mirara y al segundo lanzarle la purpurina como hace unos días, haciendo reír a toda la familia.

-Pues ya no te doy más galletas- se indignó el albino apartando la mirada y comiendo otra galleta.

Poco rato después se fueron a la Universidad. Nada interesante pasó, solo un Elian molesto por lo de hace varios días y con ganas de pelear, topándose con la mala suerte de que Koi andaba de malas porque unas personas habían chocado con él en repetidas ocasiones haciendo que sus libros se cayeran más de una vez.

Digamos que Elian no terminó muy bien parado de esa pelea.

El pequeño Dios siguió de malas hasta que llegó la hora de salida, preparado para ir a la casa y no entablar conversación con absolutamente nadie. O eso tenía preparado, pero ya sabemos que con Dave no puede hacer planes.

-Sigues de morros?- cuestionó inclinando su cabeza de forma divertida para mirar a su amigo.

-Si sigues así te arrancaré los dientes uno por uno- le amenazó.

-Auch, grosero- no se dejó intimidar, estando más acostumbrado de lo que le gustaría admitir- Se lo que te puede animar-

Koi levantó una ceja en señal de duda.

-Hace unos cuantos días que no entrenamos, y eso suele levantarte el ánimo, así que hoy entrenaremos, te parece bien?- propuso con una sonrisa, acercándose al rostro de su alien.

-Te destrozaré- Koi sonrió con malicia, acercándose peligrosamente a su rostro, quedando a centímetros nuevamente.

-No pasará esta vez-

La Galaxia Del DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora