🪷 Capítulo 10 🪷

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Agnes dio órdenes a las dos personas.

—Bueno, salgamos. Debo irme ahora.

Debía ser un acontecimiento impactante para cualquiera el hecho que Agnes aceptara el nombramiento a los Caballeros Negros. Por lo tanto, en la medida de lo posible, trató de que se difundiera el rumor de "La Princesa se ha vuelto sabia" en lugar de "La Princesa se ha vuelto loca".

—¡S-Sí! ¡Princesa!

—Por favor, cuídese.

Emma y Chloe se despidieron de la Princesa como si hubieran estado esperando y escaparon de la habitación.

Agnes se miró en el espejo unas cuantas veces más y luego salió de su habitación. Dio cada paso con la sensación de ir a ver a su primer amor por primera vez en diez años.

De repente, unos pétalos rosas volaron con la cálida brisa primaveral y cosquillearon las mejillas de Agnes. En su cabeza, sonaba como música de fondo la introducción de Mai più così lontano, una famosa canción de Andrea Bocelli, que había escuchado en su vida anterior.


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Tan pronto como Agnes salió de su residencia, se dirigió al Edificio de los Caballeros en la parte oeste de los terrenos del Palacio Imperial. Su destino concreto era la oficina del Comandante de los Caballeros Negros en la esquina más alejada del segundo piso.

Como ésta era su primera asignación, debía recibir una carta de nombramiento directamente de él.

La última vez que estuvo allí fue terrible... Pero ahora es diferente.

*Toc. Toc*

El sirviente que la había seguido desde su residencia tocó la puerta de la oficina del Comandante.

Agnes se tragó sus nervios mientras esperaba una respuesta desde el interior.

*Thump. Thump. Thump*

Pronto un sirviente abrió la puerta y una voz del interior le indicó que entrara.

Agnes caminó lentamente, con los puños apretados.

La oficina del Comandante, decorada con madera de caoba, tenía una atmósfera bastante pesada. Podía verse una gran figura sentada tras un enorme escritorio con la luz de sol entrando por la ventana tras de él.

Finalmente había llegado el momento de enfrentarse nuevamente a su favorito.

—Realmente no esperaba que viniera.

La boca de Kaylo Gray se elevó con una voz grave y sarcástica.

El resplandor de la luz de fondo duró solo un momento, y sus rasgos gradualmente fueron apareciendo a la vista.

La Princesa otaku trabaja duro hoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora