🪷 Capítulo 123 🪷

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Después de eso, Agnes le mostró a Kaylo innumerables tesoros a una velocidad tan rápida que no pudo recobrar el sentido.

—Éste es el número 30.

La mayoría de los tesoros eran fotografías de él.

Finalmente, Kaylo se dio cuenta de la identidad del dron de seguridad que sobrevolaba el edificio de los Caballeros Negros y el campo de entrenamiento.

El corazón de Kaylo estaba tan pesado que le costaba respirar, como si hubiera recibido un regalo inesperado.

No podía soportar su emoción porque amaba la forma en que Agnes llamaba "tesoros" a las cosas con sus fotos.

Estaba muy emocionado.

¿Quién hubiera pensado que habría tanta evidencia de que Agnes lo amara?

Las esquinas de los ojos de Kaylo se calentaron.

—Y este es el número 31.

—...

Lo último que Agnes le mostró fue una pequeña caja. Dentro de allí había dos anillos uno al lado del otro.

Kaylo miró fijamente al anillo y luego a Agnes.

—Este anillo será la prueba de que somos esposo y esposa. Así que nunca te lo quites —susurró Agnes, sacó un anillo y se lo puso en el dedo.

Había una gema azul incrustada en medio del anillo de plata. Era del mismo color que los ojos de Kaylo.

—Princesa...

Era difícil seguir hablando debido a las emociones abrumadoras.

Cada vez que estaba con Agnes se sentía como un niño que conocía la alegría del mundo por primera vez.

Todas las emociones que experimentaba con ella le resultaban desconocidas.

Todo era nuevo, maravilloso y emocionante.

Agnes extendió la cajita a Kaylo, como si le pidiera que también usara el anillo.

Kaylo sacó el anillo con manos temblorosas y se lo puso en el dedo.

A diferencia de sus manos ásperas, que estaban llenas de huellas de una vida dura, las de Agnes eran delicadas y preciosas.

La piel era tan delicada que era una pena incluso tocarla.

Agnes miró su mano con el anillo y la de Kaylo, luego deslizó su otra mano para abrir el cajón y sacó algo.

—¿...?

Se trataba de una cámara lo suficientemente diminuta como para caber en su pequeña mano.

*Click*

Después de crear el tesoro número 32, hizo contacto visual con Kaylo y sonrió.

Una sonrisa dulce y cálida que sólo le dedicaba a él.

En el momento en que Kaylo la vio, se dio cuenta de que ya no tenía más paciencia. Se acercó lentamente a Agnes y besó sus labios.

Kaylo intentó alejarse, pero Agnes le rodeó el cuello con los brazos como si hubiera estado esperando el beso.

Sintiendo una mezcla entre alivio y una gran emoción, Kaylo enterró sus labios en los de Agnes.

El sonido de los latidos de su corazón era tan fuerte que parecía escucharse en sus oídos.

Kaylo agarró suavemente el delicado cuello de Agnes y la besó desesperadamente, como si fuera a devorarla.

Los labios de ambos chocaron y se frotaron, produciendo un dulce sonido.

La Princesa otaku trabaja duro hoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora