🪷 Capítulo 105 🪷

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Agnes levantó las palmas de las manos, indicando a Hazel que se calmara.

—Está bien, no te preocupes. Nadie lo vio excepto yo...

—Ugh, ese es el mayor problema...

—...

Agnes miró con lástima a Hazel, cuya ropa estaba toda rota.

«No, ¿qué diablos es esto?»

Fue impactante, como si el cielo y la tierra estuvieran cambiando de lugar.

«¿No era Hazel la protagonista femenina original?»

La protagonista femenina original es en realidad un hombre... ¡¿Qué tipo de cambio en la trama era esta...?!

—Hah, Princesa... Eh, no te sorprendas. Por favor, no me odies...

Tal vez porque la Princesa Agnes estaba muy sorprendida, pero al mirarla, Hazel sintió que se estaba volviendo loca. No sabía sobre otras personas, pero no quería que la Princesa la mirara así.

Agnes fue su salvadora. No quería ser despreciada por su única salvación.

Hazel inconscientemente se levantó para dar excusas.

—Uhm, yo, espera un minuto. ¡No te acerques!

—Eh, Princesa... Yo, yo, eh... No me malinterpretes... Es solo mi cuerpo...

—¡Cálmese primero, Sir Devon!

—Soy una mujer... Por lo tanto...

—¡No, no te acerques! ¡Lo escondes y usas la excusa de ser mujer!

Agnes retrocedió lentamente.

—Bueno, a diferencia de Sir Melville, ¡yo soy puro! ¡De esta forma y de la otra, todo! Uhm, entonces... No me desprecie...

—¡Te dije que te calmes!

Agnes escapó hacia la ventana de enfrente, huyendo de Hazel. De repente, sus ojos se abrieron cuando observó la escena en el exterior.

Estaba tan distraída que ni siquiera se dio cuenta de que el paisaje fuera de la ventana estaba cambiando.

La luz brillaba en el cielo oscuro y las nubes oscuras estaban desapareciendo. La luna llena, que había crecido en tamaño como si fuera a devorar el cielo, había vuelto a ser una luna creciente.

«¡La grieta se ha cerrado...!»

Agnes se dio cuenta instintivamente y suspiró aliviada. Al mismo tiempo, Hazel Devon, que se acercaba a ella, se desplomó.

Agnes se sorprendió y se acercó a ella, o, mejor dicho, a él.

Hazel Devon, que había caído al suelo, perdió el conocimiento.

—Eh, eh... ¡Sir Devon! ¡Sir Devon!

*¡Pam!*

Agnes levantó la vista sorprendida ante el sonido de la puerta detrás de ella al abrirse bruscamente, y una cara inesperada apareció.

—... ¿Princesa?

Era Raymond Spencer.

—No... ¿Por qué está aquí Sir Spencer...?

Agnes parpadeó sorprendida.

Se sentía más sorprendida porque pensó que la escena podría ser malinterpretada. Después de todo, seguramente se vería extraño verla agachada frente a un hombre casi desnudo.

Agnes, que ya era sensible a su reputación, se levantó de un salto y abrió las manos.

—N-No es lo que parece.

La Princesa otaku trabaja duro hoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora