Sabía que era de mala educación llegar tan temprano, pero quería encontrarse con Agnes lo antes posible y hablar con ella. Sin embargo, no se encontraba en el Palacio.
Raymond se sintió decepcionado y empezó a hacer más preguntas.
—¿Fue a dar un paseo?
—... Así parece.
—No fue sola, ¿verdad?
—Bueno, por supuesto, un sirviente la acompañó.
—... ¿Sabes en qué dirección del Palacio Imperial se fue?
—Lo lamento. No es el tipo de persona que informa adónde va...
El hermoso ceño de Raymond se frunció.
Desde muy joven, Agnes deambulaba con frecuencia por el Palacio para explorar. Una vez todos entraron en pánico porque no pudieron encontrarla durante medio día.
Los asistentes y guardias buscaron a la Princesa, sudando profusamente. Raymond, que jugaba al escondite, también fue con ellos a buscar a la Princesa desaparecida.
Si la noticia llegaba al Emperador, todos los presentes serían expulsados.
Por muy joven que fuera, Raymond en ese momento estaba molesto por la falta de responsabilidad de Agnes. Si bien quería encontrarla rápidamente, también quería que desapareciera y nunca regresara.
Por extraño que parezca, fue un momento en el que tuvo esos pensamientos.
Al final, Raymond pudo encontrar a Agnes en la entrada de un gran bosque en los terrenos del Palacio Imperial.
Agnes dormía tranquilamente bajo la sombra de un árbol zelkova.
Cuando la vio durmiendo con una expresión tranquila, sin saber nada de la situación, Raymond se enojó tanto que no pudo controlarse...
¿Quién huía al otro lado del Palacio Imperial mientras jugaba al escondite?
Raymond odió un poco más a Agnes ese día.
Desconsiderada, egoísta, inmadura... Odiaba todo de ella al respecto.
Raymond, que se había perdido por un momento en viejos pensamientos, volvió a la realidad.
Como se le dijo que fue a caminar, debía estar dentro del Palacio Imperial. Pero no pudo evitar pensar en otras posibilidades.
—No hay manera de que saliera de su Palacio tan temprano.
Ni siquiera habría salido sin escolta.
La Princesa Agnes no tenía un caballero de escolta independiente porque siempre acosaba a los caballeros que le servían de guardia, o los rechazaba por su bajo estatus, o los ignoraba porque sus habilidades eran pobres, y los expulsaba arbitrariamente.
Fue una acción que mostró claramente su intención de querer a Raymond Spencer como caballero de escolta. Sin embargo, él se negó hasta el final.
Quizás por eso, desde algún momento, nadie quiso ser el caballero escolta de la Princesa.
En cualquier caso, Agnes poseía poderes mágicos excepcionales y rara vez abandonaba los terrenos del Palacio Imperial. Por ello, el Emperador no se molestó en asignarle un caballero escolta, y eso continuó hasta ahora.
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La Princesa otaku trabaja duro hoy
RomanceReencarnada en una novela donde su personaje favorito respira y vive. Se decía era la más bella del continente, la joya más preciada por el Emperador, la reina de los círculos sociales... La bomba de tiempo de Winchester. ¡Se convirtió en la Princes...