🪷 Capítulo 111 🪷

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No quería que se entristeciera profundamente por su muerte al escribir su nombre en la carta de despedida sin ningún motivo.

Agnes cerró los ojos pensando que fue una buena elección.

Mientras la luz emanaba de sus dedos, las lágrimas corrieron por sus mejillas.

No eran lágrimas de miedo o de arrepentimiento.

«Estoy muy agradecida de poder morir en tu lugar.»

Por él este dolor no era nada.

«Podría morir muchas veces más.»

Tembló la piedra mágica unida a la punta de la varita e inmediatamente un tremendo brillo se sacudió y se extendió con rapidez.

Fue una enorme explosión de luz, como una estrella en llamas.

La luz fue tan resplandeciente que incluso personas desde muy lejos pudieron presenciarla.

Aquellos que presenciaron la escena de repente recordaron una antigua leyenda al ver la imagen residual de la luz deslumbrante.

El poder mágico del Primer Emperador selló a todos los demonios bajo tierra con un solo destello de su luz.

La leyenda de que miles de años después de ese suceso nacería un héroe que podría utilizar las habilidades del Primer Emperador era cierta.

Aunque el héroe fue alguien que nadie podría haber predicho.


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Fue una suerte que Agnes se diera prisa.

En el momento en que Agnes desapareció junto a la explosión de luz, Kaylo ya había subido la mitad de la montaña.

Debido al enorme impacto de las ondas resplandecientes de luz, una parte de la nieve de la montaña se convirtió en una gran avalancha.

Kaylo apenas logró evitar ser arrastrado escondiéndose en el hueco de un enorme árbol.

Por alguna razón, una sensación siniestra se apoderó de él.

Después de un rato, la luz desapareció y la montaña volvió a quedarse en silencio.

Kaylo pensó que su ansiedad era infundada.

Sus huellas se superpusieron donde habían estado las de Agnes.

Contrariamente a sus expectativas, Kaylo subió la montaña en silencio sin una sola queja o protesta.

Pero era cierto que sentía soledad.

La frialdad glacial que penetraba en sus huesos no fue nada.

Hacía tiempo que su mente se había acostumbrado lo suficiente como para poder soportar incluso el frío más feroz.

La Princesa otaku trabaja duro hoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora