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Sofía.

Habían pasado como dos días desde el problema y desde que suspendieron al Amaro. Así que no lo veía desde ese día, si hemos estado hablando, pero no tanto ya que he tenido que estudiar para algunas pruebas que estamos teniendo ahora.

—¿Has hablado con el Amaro? —preguntó la Fran.

Nos encontrábamos sentadas en las gradas, ya que estábamos en educación física.

—Algo —conteste mientras miraba a los simios culiaos correr.

—¿Están enojados? —preguntó.

—No, solo que a donde hemos tenido prueba he estado más pendiente a estudiar, solo es eso —la mire.

—Entiendo... —se hizo un silencio por un momento. —Oye Sofi, yo quería decirte algo.

—Dime.

—Lo qué pasa es que... te quería decir es que yo sabía sobre lo del Mateo. El me había contado hace unos meses atrás —me miró. —Pero escúchame antes de que digas algo. No quiero que te molestes conmigo o algo así, porque entiéndeme que yo estaba en una situación complicada, porque yo no era quien debía decírtelo.

Me quede callada unos segundos, no me sorprendía, porque era obvio.

—Fran tranquila. Entiendo que era algo complicado para ti, así que no pienses que me voy a molestar o algo así, así que tranqui —le sonreí.

—¿Segura?

—Si Fran, tranquila mujer —le repetí.

—Ay ya hueona, porque no sabía cómo decírtelo, porque pensé que te ibas a enojar conmigo —explico. —Y yo después ahí sin ti, no puedo con hueona, me muero si nos peleamos.

Solté una risa por su exageración.

—Soy exagerada Francisca —me reí.

—¿Que? Si es enserio.

—Sofía y Francisca a la cancha a correr, ahora —nos grito el profe, así que nos tuvimos que parar altiro.

No se cuanto rato estuvimos ahí trotando, pero mi cuerpo me pedía que parara. Es que no es mi culpa ser mala en esta materia por la chucha.

—¿Profe puedo ir al baño? —pregunté.

—Vaya —me contestó.

De una salí al baño a tomar agüita. Cuando entre no había nadie, así que acerqué al lava manos y tome agüita, para después mojarme la cara. Me estaba secando la cara con el confort que había sacado hasta que veo entrar a alguien.

Ay diosito, porque tienes que mandarme a puro ahueonaje a estas hora de la mañana.

Hola linda —hablo de forma irónica.

—Hola —conteste secamente. No se que quería, pero hablar con ella es lo que menos me interesaba hacer. Así que bote el papel en el basurero y decidí salir, pero su voz me detuvo.

—¿Podemos hablar una cosita pequeña? —me sonrió falsamente.

—¿Sobre? —le pregunté.

—Sobre lo de la última vez, es que con la interrupción de la Camila no pudimos terminar de hablar —mencionó.

Solté un suspiro.

—No tengo nada que hablar contigo eh... —estaba tratando de recordar su nombre.

—Javiera —respondió.

—Javiera, no tengo nada que hablar contigo como te dije, así que permiso pero me voy —mencione con la intención de irme.

¿Otra vez tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora