EXTRA #3

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Amaro.

Meses después.

Si pensé que la Francisca se había vuelto insoportable con el embarazo, la Sofi durante el suyo comenzó a ser peor, entre sus cambios de humor tan repentinos y sus antojos, casi me volvió loco.

Hueon un día se le ocurrió comer sandía a las tres de la mañana, en pleno invierno conchetumareee. Y yo como loco, tratando de ver de donde chucha le sacaba una sandía.

A veces la Sofi salía con sus antojos bien raros y yo como hueon tenía que ir, todo para que la princesa estuviera a gusto.

Pero apesar de todo eso, había sido una etapa linda la que vivimos durante el embarazo, aún con miedos y dudas, supimos cómo llevarlo juntos y sobretodo, con las personas que queremos.

Los cabros durante el embarazo estuvieron en todo momento pendiente de la Sofi y obviamente de la bebe.

Y ahora que había nacido no era la excepción, hoy día los cabros vendría a conocer bien a la Emita, ya que, si algunos pudieron ir cuando estuvo en el hospital, otros no alcanzaron.

Mientras la Sofi había aprovechado de ir al baño una vez que se durmió, yo me quede ahí a su lado, bueno siempre lo estaba. Desde que nació sentía la necesidad de estar siempre al lado de ella.

Se encontraba durmiendo muy plácidamente en su cuna y fue inevitable no acordarme del día en que nació, en lo tan chiquitita que era. Y sobretodo en ese momento en el cual se la mostraron a la Sofi, estaba llorando como cualquier bebe, pero una vez que sintió el tacto de la Sofi, se calmó. Y para mi esa fue al imagen perfecta, en ese momento no solo estaba viendo a la mujer que amaba, si no también, a una mini versión de ella, a la cual amé desde que supe de su existencia.

Sentí el timbre sonar y supe que nuestra paz se había calmado.

—¿Amor puedes abrir la puerta? —escuché a la Sofi hablar desde el baño—. Salgo altiro.

—Voy.

Fui rápidamente a abrir la puerta y me encontré con el Benja y la Fran, quien traía en brazos a la Amandita. Seguidos de estos dos venía el Bastian y la Cami, confundido mire la puerta viendo que faltaba un hueon más.

—¿Y el Matías?

Vi que la Fran rodeo los ojos.

—Acá llegó el mejor tío —apareció por la puerta con cualquier hueas encima, entre globos, peluches y bolsas de no se que.

Lo mire unos segundos y solté una risa.

—¿Que huea Matias? ¿Nuevo emprendimiento? —lo moleste.

—Chistoso —me miro mal—. Son para mi nueva sobrina.

Vi como apenas pudo entrar y colocó las cosas a un lado de la Camila.

—¿Y esto que es? —pregunto confundida la Camila mientras tomaba uno de los peluches.

—Un oso.

—La huea fea, parece cualquier cosa menos un oso —mencionó riéndose.

—Son envidiosos, todo porque nunca han recibido tanto amor de mi parte —nos miró mal.

—Prefiero no recibirlo —hable esta vez yo.

—Si, mucho menos con uno de estos —agarro el peluche feo—. Traumaras a la Emita hueon.

¿Otra vez tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora