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Sofía

Y había llegado el día de mi cumpleaños, les juro que lo menos que sentía en estos momentos era emoción. Aunque sabía que mi mamá haría lo posible porque este día fuera lindo y lo supe cuando los vi entrar a los tres a mi pieza con un quequito, y una vela encendida.

Ya era costumbre que siempre que alguien de la casa estuviera de cumpleaños, los despertáramos de esta forma.

Cuanto terminaron de cantarme mi mamá se acercó para darme un abrazo.

—Se qué tal vez no sea como esperabas, pero aún así será un lindo día —me dio un beso en la mejilla.

Mi papá la siguió dándome un beso en la frente y después mi hermano, demostrando su amor a su manera.

—Feliz cumpleaños care mono —me dio unos golpecitos en la cabeza.

—Tan amoroso —le sonreí.

—Ahora que cumpliste dieciocho podrás comprarme copete —hablo feliz, pero su cara cambió cuando mi mamá le pego un wate.

—Felipe —habló pesada.

—¿Que?

—Nada de que, aún eri chico, no vengai con weas raras acá —se había enojado—. Ya caminen a tomar desayuno mejor.

Una vez que llegue al primer piso quería llorar, mi mamá tenía la mesa llena de cositas rica y había hecho una mini decoración con globos, todo esto era tan ella, siempre preocupándose hasta del mínimo detalle.

Me acerqué a ella y le di un besito en la mejilla.

—Gracias mamita.

El resto de la mañana estuvo normal, mi mamá salió con mi papá a comprar y me quede casi toda la mañana en mi pieza, viendo alguna serie o algo que me entretuviera.

Mi mamá insistió que al menos hiciéramos una oncecita para la tarde, yo llevaba días diciéndole que no quería nada, pero termino ganando. La Fran se había invitado sola, bueno como siempre lo hace, así que seriamos solo nosotros.

Por un momento pensé en invitar a los chiquillos, pero no sabía si vendrían, ya que este último tiempo no hemos estado tan cercanos, excepto con la Cami. Pero aún así no era nada grande, solo era tomar y era, y siendo sincera solo quería que el día acabara rápido.

Después de almorzar volví a encerrarme en mi pieza y el sueño me ganó que me pegue una siestita. Estaba durmiendo de lo más bien hasta que siento que alguien me movió y no saben cuanto odio que me despierten, sobre todo en una siesta, pero cuando vi a mi mamá se me pasó.

—Hola mi amor —hablo bajo.

—Hola mamá —dije aún un poco dormida, les apuesto que debo tener una cara de hueona.

—¿Porque no te levantas y te pones algo lindo para tomar tecito? —la sonrisa en su cara hizo que fuera inevitable decirle que no.

Así que una vez que salió de mi pieza busque algo que ponerme y una vez que estuve lista baje, mi mamá ya tenía todo ordenado. Había más globos que antes y mucha comida.

—Mamá no tenías porque hacer todo esto.

—Ay Sofi, obvio que si, es tu cumpleaños.

—Si se, pero es mucha comida.

—Bueno tu sabi que tu hermano como por cinco personas más y es mejor que sobre, a que falte —mencionó mientras terminaba de ordenar.

¿Otra vez tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora