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Amaro.

Habíamos venido a un carrete de un compañero de nuestro curso. Habíamos invitado a la Sofi con la Fran, pero la primera no tenía muchas ganas de venir. Y lo entendía, sabía muy bien que no le gustaban estos tipos de cosas, y prefería mil veces que estuviera en un lugar cómoda.

Le había ofrecido que hiciéramos algo los dos, en su casa, ver una película o algo así. Pero esta dijo que no me preocupara y que fuera a pasarla bien.

Así que aquí estaba, aunque en realidad no estaba tan motivado. Incluso ni siquiera había querido tomar.

—¿Te traigo algo? —preguntó el Matías, creo que por quinta vez.

—No hermano, gracias —le sonreí—. Voy al baño, vengo altiro.

Fui a este y no me demoré mucho. No quería alejarme por mucho rato de los chiquillos.

Culiao mamon.

Cuando iba llegando donde estos los vi bailando y saltando, estaban alegres, que incluso me hicieron alegrarme un poco. Esboce una sonrisa, pero desapareció apenas cuando tuve al frente a la Javiera.

—Hola Amarito —sonrió.

Rodee los ojos.

—¿Que quieres? —me cruce de brazos—. Y no me digai Amarito, así me dice solo mi polola.

Esta hizo una cara de desagrado.

—No me interesa.

—Pues debería —iba a irme pero se puso otra vez al frente mío. Suspire agotado—. ¿Que quieres?

—Que bailemos —sonrió.

—No. ¿Puedes dejarme tranquilo?

—Ya po, solo una. Por los viejos tiempos —insistió.

Me crucé de brazos.

—Javiera enserio córtala. No quiero ¿Porque te cuesta tanto entenderlo? —me pase una mano frustrado por la cara—. Quiero que entiendas que no me interesa nada que tenga que ver contigo. Ahora yo estoy pololeando y estoy feliz. ¿Puedes respetar eso por lo menos?

Ahora si me iba a ir, pero me quede congelado cuando sentí que esta se me había tirado encima para darme un beso. Supongo que ni siquiera pasó un segundo porque yo la empujé lejos de mi.

—¿Que huea te pasa? —espeté molesto.

—Pensé que querías.

—Pues pensándote mal. ¿Acaso no escuchaste lo que te dije hace un rato? Anda a huear a otra persona Javiera.

Ni siquiera volví con los chiquillos, necesitaba salir a tomar aire. Pero cuando llegue al patio me encontré con la Sofi. Algo sorprendido y preocupado me acerqué donde ella.

—¡Sofi! —la llame—. No sabía que ibas a venir.

Me iba acercar más pero me detuve una vez que la vi bien. ¿Estaba llorando?

—¿Que pasó? ¿Te paso algo? —pregunté preocupado. Intente acercarme a ella, pero esta retrocedió —. ¿Porque estás llorando?

Tenía su mirada gacha, pero ahora la había levantado. Y podía ver sus ojos llorosos.

—¿Enserio lo preguntas? Amaro te acabo de ver dándote un beso con otra persona —su voz sonaba quebrada.

Y ahí entendí que vio el beso. Si no lo hubiera visto, se lo hubiera contado de igual manera. No importaba como terminaran las cosas, ella debía saberlo.

¿Otra vez tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora