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Sofía.

Me había levantado más feliz de lo normal y la razón tenía nombre, Amaro. Después que ayer nos diéramos un beso y dijéramos lo que sentíamos por el otro, me sentía como si me hubiera sacado algo de encima, ya que al principio estaba tan confundida sobre lo que sentía por el y con lo de ayer todas esas dudas se aclararon.

Eran como a las 9:40 de la mañana y me encontraba en clases de filosofía, podría estar amurrada ya que la clase ni siquiera me gusta, pero en cambio tenía una sonrisa en la cara, que estaba segura que me veía entera ahueona.

—¿Que huea te pasa a ti? —preguntó confundida mi amiga.

Apenas la escuché dejé de sonreír.

—¿A mi? Na-nada —mencioné algo nerviosa.

—¿Y porque chucha andas tan feliz?

—No estoy feliz.

—Dile a tu cara entonces —me apunto. —Llegaste con una sonrisa de oreja a oreja Sofía, algo te paso, no creo que estés feliz porque estamos en filosofía, porque yo sé que odias esta huea tanto como yo.

Me quede callada un momento, no era que no quería contarle, solo que recién había pasado ayer todo esto y sentía que era mucha información por procesar, pero sabía que se me iba a salir en cualquier momento.

—¿Si te digo puedes no gritar como loca por favor? —pregunté y vi como me miro mal. —¿Que? Si siempre andai gritando.

—Ya oh, cuenta luego —mencionó.

Solté un suspiro.

—Es que ayer fui ayudar al Amaro estudiar. ¿Te acuerdas que te dije?

—Si me acuerdo, sigue —ordeno.

—Bueno la cosa... es que estábamos hueando y de un momento a otro nos terminamos dando un beso —mencioné al bajo, solo para que pudiéramos escuchar las dos.

Vi como la cara de mi amiga pasó de seria a estar emocionada. Inmediatamente la mire serio para que supiera que no tenía que gritar y creo que entendió.

—¿Enserio? Conchetumare por fin —susurro feliz, aunque después se puso seria. —¿Pasó eso no más? No quiero sobri...

—Ay hueona cállate, cómo se te ocurre.

—No se po —levantó sus hombros. —Pero ya da lo mismo, sigue contando.

—Bueno después de eso el me dijo que le gustaba —mencione algo nerviosa.

—¡Vamoos! —gritó emocionada, haciendo que le profe y toda la sala nos mirara mal.

—Francisca, baje el volumen por favor —menciono serio el profe.

—Disculpe profe, ultima vez enserio.

Sentí mis mejillas enrojecerse y aunque quería pegarle un wate, no pude evitar reírme.

—Te dije que no gritaras hueona —dije entre risas.

—Perdón la emoción —mencionó feliz. —¿Supongo que también le dijiste que te gustaba?

Asentí la cabeza algo avergonzada.

—Si, si le dije.

Sentí cómo está me tomo por los hombros y me sacudió.

—¡AAAAH! hueona que emoción —susurro feliz.

No pude evitar reírme.

—Ya hueona cálmate.

¿Otra vez tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora