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Amaro.

El año ha pasado más rápido de lo que me gustaría. Cada vez nos quedaba menos tiempo en en liceo y menos tiempo todos juntos.

Aunque la verdad era un alivio no ver a estos hueones todos los días.

El último tiempo ha pasado normal, nuestra relación con la Sofi está mejor que nunca. Ya se iba a cumplir casi un mes de que le pedí pololeo y aún se me hacía rara la palabra, pero me gustaba.

—Y... ¿pensaste en un regalo? —preguntó la Fran que estaba frente a mi.

Puse la vista en esta y luego el los chiquillos, que se encontraban buscando algo en la tele.

—Ya lo compre —conteste.

Esta me miró con una sonrisa.

—Te tenía poca fe hueon —me golpeó el hombro—. Pero se nota que estás preparado.

Si supiera que es porque soy un ansioso culiao y que lo más probable que el regalo no me convenza del todo, y termine buscando uno a última hora.

No faltaba mucho para el cumpleaños de la Sofi y necesitaba buscar un regalo, y aunque la Francisca no fue de mucha, mi hermana si. Como se habían empezado a llevar bien las dos, ella averiguó cual libro quería, así que estábamos bien. Por ahora, porque sentía que algo más faltaba.

Devolví mi vista a los chiquillos, la Fran había vuelto con ellos. Mi vista chocó con la de la Sofi y esta se acercó a mi.

—¿Me extrañaste? —preguntó divertida mientras se sentaba a mi lado.

Esbocé una sonrisa cuando vi que se iba acercando más hacia a mi.

—Obvio —sonreí como ahueonao.

Vi como se iba acercando más, para terminar con la distancia que había entre ambos. Pero tenía que interrumpir el ahueonao.

—Ay chiquillos, me canse —se sentó a mi lado.

Cerré los ojos y solté un suspiro. Poniendo la vista en el Matías.

—¿Que queri?

—Me senté no más hueon —me miró mal—. ¿El sillón es tuyo?

Lo mire obvio.

—¿De verdad queri te responda?

—Ya enojon culiao —me paso la mano por el pelo.

Me aleje un poco de el. Escuché como la Sofi soltó una risita y ahora la atención estaba en ella.

—Hola Sofi —le sonrió feliz.

Esta se volvió a reír pero algo confundida.

—Estábamos juntos allá, hace unos minutos —habló.

—¿Y...?

Está soltó un suspiro.

—¿Porque no vas a huear con el Bastian? —pregunté.

Este se acomodó más en el sillón.

—Mmm... no gracias —hizo una mueca—. Están peleando.

Lo mire confundido.

—¿Quienes?

—La Cami con el Bastian po.

—¿Por eso salieron al patio?

—Si... yo los seguí porque pensé que el Bastian iba a fumar, pero me echaron cagando —hablo desanimado.

—A lo mejor querían estar solos no más Mati, puede que te estés pasando rollos —le dijo la Sofi.

¿Otra vez tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora