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Sofía.

No se ha quien se le había ocurrido la genial idea de venir a pasar el día a la playa. Sobre todo ahora, que aún estábamos en invierno. Y aunque había sol, el viento helao corría.

—¿Díganme porque chucha estamos acá? —se quejó el Matías.

—Porque debemos hacer cosas nuevas y no sólo estar tomando —mencionó la Fran animada.

Y acá está la persona a quien se le ocurrió esta idea.

Amiga te amo y te apoyo, pero... ¿no podía te elegir en verano por lo menos?

Vinimos a puro cagarnos se frío —soltó el Bastian.

Escuché a la Fran soltar un quejido.

—Ohh... los hueones buenos para quejarse hueon —nos miró a todos mal—. Nadie los obligó a venir.

Nos miramos entre todos, sabiendo que eso era mentira.

—Si no te decíamos que si, nos molestarías el resto de tu vida —le contestó el Amaro.

Mi amiga solo lo ignoro y siguió ordenando las cosas para comer que habíamos traído, así que me acerqué a ayudarla. Después de un rato ya estábamos todos sentados sobre unas mánticas. Nos encontrábamos jugando al uno mientras escuchábamos música en un parlante.

—¡Pero conchetumare! —soltó enojado el Matías—. ¿Que huea tienen contra mi?

Y por quinta vez le habían tirado un más cuatro. Estaba chato el pobrecito.

No pude evitar reírme.

—Hueon no te piques, si es juego —soltó burlesco el Amaro.

—Shh, habló el menos picota —murmuró el Benja. Ganándose una ramita en la cara.

—Son como el hoyo, todos —nos miró mal el Matías.

Escuché al Bastian soltar una risa y eso lo hizo enojarse aún más.

—Mati, es un juego —hablo cansada la Cami.

—Pero me han tirado esa carta culia todo el rato. Mira esta huea —le mostró sus cartas—. Parece un abanico culiao.

Lo último me hizo reír. Y no fue porque tuviera muchas cartas, si no, porque de verdad parecía abanico. Pero me arrepentí apenas me fulmino con la mirada.

Diosito ayuda.

No es chistoso —soltó de manera pesada.

—Ya córtala hueon. No es algo tan grave, no te pongai pesao —le habló el Amaro.

Vi como el Matías soltó un suspiro y dejó las cartas.

—Ya perdón —soltó algo avergonzado—. Me aburrí de jugar.

Nos miramos entre todos. Se había bajoneado, lo más probable. Pero su cara de felicidad cambió cuando agarro uno de los queques que hecho mi mami.

—Ohh está entero bueno —hablo con la boca llena.

No te critico Matías, mi humor también cambia si como algo o no.

¿Yyyy... que vamos hacer el próximo fin de semana? —preguntó.

—¿Enserio ya estás pensando en el otro fin de semana? —preguntó el Benja.

—Obvio, tengo que ir planificando mis días. Tu sabi —le guiñó el ojo.

—Ni que tuvieras tantos planes —murmuró el Amaro.

Este lo miro mal y solo lo ignoro.

—¿Entonces? —nos miró—. Saben, estaba pensando en que hiciéramos otro plan como este, o sea me refiero nos juntemos hacer cualquier cosa pero sin tomar.

¿Otra vez tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora