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Sofía

Desde ayer estaba nerviosa y solo por la razón en que si le iba a gustar el regalo al Amaro, incluso estuve apunto de cambiarlo, pero menos mal le había gustado, así que todo bien.

Ya llevábamos un rato en la casa del Amaro, los chiquillos estaban a un lado huebiando entre ellos, mientras que yo estaba sentada con la Fran en un sillón que había en el patio.

—Hola chiquillas —saludo la Cami, en sus manos traía un mantita—. ¿Quieren taparse?

—Yaaa porfa, estaba caga de frío —dijo la Fran con una sonrisa.

—Permiso —se sentó entre las dos.

Pasamos unos minutos en silencio, pero no era un silencio incómodo, sino uno piola mientras veíamos a los chiquillos hacer cualquier huea. Hasta que la Fran rompió el silencio.

—¿Otra vez pelearon? —le preguntó a la Camila.

Esta última seguía con su mirada hacia ellos y antes de hablar soltó un suspiro.

—Adivinaste.

—¿Y por qué ahora? Si se puede saber obviamente —pregunto mi amiga.

La Camila volvió su mirada hacia mi amiga y después hacía mi, por un momento pensé qué tal vez quería privacidad para hablar con la Fran.

—Eh... si quieres puedo ir donde los chiquillos para que hablen tranquilas —mencione dudosa.

—No Sofi tranquila, quédate no más —me dio una sonrisa—. Es solo que... no se si sabes que tengo algo... raro con el Bastian.

Al decir lo último se puso algo nerviosa.

—¿Como algo raro? —pregunté algo confundida.

—Ay hueona explícate bien po —le dijo mi amiga—. Tienen onda Sofía, pero no es nada serio o sea están juntos cuando quieren, pero también con otras personas sin que el otro se moleste.

—¿Amigos con ventajas? —pregunté.

—Hueona te diste cualquier vuelta para explicarle a la Sofi —hablo la Cami.

—Y tú te explicaste como el hoyo —la miró mal—. Pero ya da lo mismo, ahora cuenta porque pelearon.

—Ah verdad —di una última mirada hacia los chiquillos y volvió hacia nosotras—. Es que la verdad no lo entiendo, se supone que habíamos quedado en que esto era sin compromiso y que cada uno podía hacer lo que quisiera sin que el otro se molestara, pero viene y se molesta porque un hueon se me estaba pelando en el carrete del otro día, como si el no hiciera lo mismo.

Lo último lo soltó en un notó molesta. Mientras que con la Fran solo no dimos una mirada rápida.

No sabía muy bien si era buena idea opinar o no, ya que aún con la Camila no había demasiada confianza.

—Tal vez el ya no quiere algo del momento y prefiere algo más serio —mencione dudosa.

—Pero entonces porque no me lo dice, no soy adivina.

—Camila —la Fran la miro seria—. Es el Bastian, todos sabemos cómo es y que siempre se guarda las cosas, es obvio que no te va decir nada.

¿Otra vez tú? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora