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Sofía.

Por fin la semana se iba a terminar, se me había pasado más lenta de lo normal, solo quedaba mañana y podré descansar de esa manga de hueones que tengo por compañeros.

En toda la semana el Mateo no se había acercado a nosotras, ni siquiera se sentaba en su puesto de antes. Parece que la pelea fue algo fuerte, aunque un no entendía cuál era la molestia conmigo.

Así que cuando apenas tocaron el timbre decidí acercarme a él, para hablarle.

—Mateo—lo llame una vez que salimos de la sala, aunque creo que no me escucho. —Mateo, espera —le toque suavemente su hombro.

Después de unos segundos se giró hacia mi.

—Oh hola Sofia.

—Hola, te estaba llamando hace un rato.

—¿Enserio? Perdón no te escuché, venía escuchando música —dijo mientras mostraba sus audífonos.

—Ah ya veo —respondí algo insegura.

—¿Pasa algo?

—Si o sea no, venía a preguntar si... ¿Está todo bien? Porque bueno yo sé que con la Fran están enojados y todo eso —comencé jugar con mis manos. —Pero... ¿Conmigo también lo estas?

El me quedo mirando seriamente unos segundos.

—Ehh... no Sofía, no lo estoy contigo.

—Entonces porque me has estado ignorando últimamente, porque está no es la primera vez qué haces como que no me escuchas —lo mire un poco molesta. —¿Hice algo mal? o ¿Algo que te molesto?

—No tranquila, todo está bien y perdón por ignorarte, solamente que con esto de la pelea no me he acercado a ti e igual he pasado más tiempo con los cabros y bueno ustedes con sus nuevos amigos.

—Pero eso no significa que no podamos hablar, tú sabes que aunque pelees con la Fran aún puedes acercarte a mi y bueno supongo que luego se arreglarán, como siempre —trate de sonreír.

—Eh si claro —sonrió algo incómodo.

—¿Entonces todo bien? —pregunté a lo que el asintió con la cabeza. —Ya buena, si quieres podemos ir a sentarnos a las bancas del patio y conversar ahí. —sonreí.

Vi como se ponía algo nervioso y miraba hacia todos lados.

—Ehh... es que ahora quede en juntarme con los cabros —se rasco la nuca algo nervioso.

—Oh pucha, entonces otro día que puedas —le sonreí. —Si quieres un día de estos puedes ir almorzar a mi casa, mi mamá ha preguntado arto por ti.

Me miraba sin ninguna expresión en su rostro.

—Eh si-si obvio —dijo rápidamente. —Me tengo que ir, nos vemos.

Ni siquiera alcance a responderle algo porque ya había desaparecido de mi vista.

Seguí mirando confundida por unos segundos por donde había desaparecido. Conozco al Mateo y sabía que algo pasaba, durante la corta conversación, tuve la sensación que se sentía incómodo y solamente quería irse de ahí, incluso sus respuestas eran algo dudosas. Desde qué pasó la pelea siento al Mateo algo raro, bueno al principio lo entendía porque siempre que pelean no se hablan y todo eso, pero ahora era distinto, su pelea ha durado mucho más de lo normal y ahora dudo que se arreglen. Aún no entendía muy bien porque se habían enojado, ninguno de lo dos me ha contado nada y tampoco quiero insistir con el tema.

Estaba tan concentrada en lo que estaba pensando que no me había fijado que la Fran estaba frente a mi, hablándome.

—Despabila hueona —pasó una mano frente a mi cara.

¿Otra vez tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora