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Sofía.

Los chiquillos iban a ir a un carrete, estuvieron hablando de eso casi toda la semana. Bueno, en los momentos que los veía. Me habían invitado a mi y a la Fran, pero yo no quise ir. La verdad no tenía muchas ganas, ir a carretes jamás había sido algo que me llamara la atención. Y mucho menos lo iba hacer ahora, prefería mil veces compartir solo con ellos.

Me alegraba que fueran todos, incluso la Cami. Y aunque el primer día del problema estuvo muy mal, en los siguientes parecía superar el tema. Incluso al pasar casi dos semanas nos dijo que sentía que era momento de estar todos juntos otra vez, con la Francisca dudamos por un momento. Pero ella nos aseguró que estaría bien y así fue, no puedo decir que todo volvió realmente a la normalidad, porque aún se sentía esa tensión. Aunque era pequeña, la estaba. Pero mi amiga la evitaba, al igual que al Bastian.

Esos días el estaba más callado de lo normal. Y no digo que hable mucho, bueno mientras nosotras estemos. Pero si solía soltar ciertas broma o se ponía a huear con el Matías, aunque ahora no. Solo limitaba soltar una risita cuando alguien decía algo gracioso y a responder lo justo.

Ahora me encontraba estirada en mi cama mientras leía. Me sentía totalmente en paz.

—Hola hermanita —abrió la puerta de mi hermano. Se acabó la paz.

Quite la gusta del libro y la puse en el. Lo mire mal unos momentos.

—¿Que queri?

Vi como se sentó en la cama.

—Venía a verte —sonrió.

Lo mire confundida.

—Felipe, no estoy hueando que qui...

—¿Que estás leyendo? —preguntó mientras asomaba para ver mi libro—. ¡Oh! se ve interesante.

Les juro que estoy a punto de tirarle el libro en la cara.

—Ay hueon, con cuea lo miraste —dejé el libro a un lado.

—Soy pesa oh —se cruzó de brazos.

Solté un suspiro.

—¿Me vas a decir que quieres?

Vi como esbozo una sonrisa.

—¿Tu sabes que te quiero mucho cierto?

Rodee los ojos. Patero culiao, siempre que quiere algo se pone así.

—Habla.

—Bueno, lo qué pasa es qué hay un carrete y quiero ir.

—¿Y que tengo que ver yo con eso?

—Porque mi mamá me va dejar ir solo si vas tu, porfis —hizo un puchero. Se veía tan feo.

Me dio un deja vu.

—Felipe no quiero ir —solté.

—Ya pooo —suplicó.

—¿Y de quien es?

Este me miró ilusionado un momento.

—¿Irás?

—No, pero quiero saber

Solté un quejido.

—Es de un compañero del curso de tu pololo.

—¿Y te invitaron? —mi vista ya no estaba en el, si no en el libro que volví a tomar.

—Obvio. ¿Te acordai del Camilo? —asentí—. Bueno su hermano mayor es compañero del Amaro. Y el me invito.

Me quede callada, solo estaba concentrada en el libro. Hasta que sentí que me sacudió.

¿Otra vez tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora