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Sofía.

Ha pasado un tiempo desde que con el Amaro empezamos a tener algo, en realidad no le tenemos nombre a esto, solo estamos como andando y para mi esta bien. Al igual que la linda amistad que he comenzado a formar con los chiquillos, cada vez me sentía más en confianza con ellos y además me cago de la risa con las hueas que dicen.

El año cada vez iba pasando más rápido y comienza a quedar menos para mi cumpleaños,  y bueno tengo admitirlo, amo ese día. Si me preguntan porque, siento que debe ser porque mis papás siempre han tratado que tanto como mi cumpleaños y el del Pipe sean especiales para ambos.

—¿Vas a ir con nosotros cierto? —me preguntó la Fran, haciendo que me saliera de trance.

Puse mi atención en ella quien se encontraba ya lista para irse y yo aún sentada con todas mis hueas en las mesas.

—Eh... si, deja guardo mis cosas y salgo, tú anda con el Benja por mientras no más —mencione.

Habíamos quedado en ir a salir las dos con el Amaro y el Benja, así que se supone que después de clases nos íbamos a juntar en alguna parte del liceo.

—Ya bueno, lo voy a buscar rápido y te vengo a buscar —mencionó antes de salir.

La mire irse través de la puerta y me di cuenta que fue una de las primeras en salir, después comenzaron a salir todos, así que me apure en guardar mis cosas. Mi vista se puso en el Mateo quien se encontraba al otro lado de la sala, justo nuestras miradas chocaron y le di una sonrisa en forma de saludo, pero este solo me miró algo mal y me ignoró. Rápidamente corrí mi cara y terminé de guardar mis cosas, una vez que estuve lista tome mi mochila y me la puse en el hombro.

Estaba saliendo de la sala hasta que me llega un mensaje de la Fran diciendo que la espere afuera de la sala, para que así no tenga que subir a la sala de los chiquillos. Estaba tan concentrada en mi celular que ni siquiera me fije que había alguien detrás de mi, esperando a salir, solo sentí el empujón que me dio la persona al pasarme a llevar, haciendo que mi celular se cayera.

Por un momento pensé que era una de las hueonas insoportables de mi curso, pero cuando levante mi mirada y vi al Mateo alejándose de ahí, mi ceño se frunció. No le costaba nada pedir permiso, así que enojada tome mi celular, ni siquiera revise si se había quebrado o algo, en realidad era lo menos que me importaba en ese instante. Solo me acerqué a él lo más rápido que pude y lo llame algo fuerte.

—¿Que huea te pasa? —solté molesta.

Mi voz sonó lo suficientemente fuerte para que pudiera detenerse, aunque solo se quedó parado.

—Te estoy hablando Mateo.

Y ahí fue cuando por fin se digno a girarse. Su rostro no mostraba ni una emoción.

—¿Que paso? —preguntó sin ninguna preocupación.

—¿De verdad lo preguntas? —dije soltando una risa irónica. —No te hagas el desentendido ahora Mateo.

—No te entiendo —su semblante era serio y eso era lo que más me molestaba, o sea como podía hacerse el hueon después de empujarme. Y no piensen que solo hago atao por un empujón, si no, es por su actitud este último tiempo.

—Hueon llegaste y me empujaste, por poco me botas —solté molesta. —Por lo menos pide permiso para la otra.

—Ah chucha, sorry.

Y seguía manteniendo la misma actitud, hasta su "sorry" me pareció irónico. Les juro que me siento tan molesta en este momento.

—¿Que te pasa? O sea no hablo solo por el empujón, para que no creas que estoy haciendo problema solo por esto. Si no también por tu actitud que no la entiendo, en algunos momentos te me acercas y en otros me miras como si te hubiera hecho algo malo, pasando por mi lado solo ignorándome —mi voz sonaba entre molesta y dolida.

¿Otra vez tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora