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Sofía.

Habían pasado unos días desde la pelea de los chiquillos. Y las cosas habían cambiado un poquito. Ya no pasábamos los sietes juntos en el recreo y mucho menos íbamos a huear a la plaza. Estos días solo hemos sido nosotras tres.

La Camila no quería estar cerca del Bastian y el, en realidad no sabía. El Amaro dijo que no había hablado mucho de eso.

—Chiquillas, enserio no tienen porque estar todos los días conmigo —mencionó la Cami.

Vi como la Fran rodeo los ojos.

—Hueona déjate con eso. Te dije que no nos molestaba —se cruzó de brazos.

—Si Cami, no nos molesta —le sonreí—. Incluso feliz de estar contigo.

Ella me sonrió de vuelta, pero se desvaneció después de uno segundos.

—Pero igual ustedes tal vez quieran estar con los chiquillos...

La Fran se quejo.

—Da lo mismo Cami. No creo que los hueones se mueran porque no estemos con ellos por unos días.

Esta dio una sonrisa algo avergonzada.

—Yo creo que si, en cualquier momento se matan... —solté mientras puse mi vista al frente. Estos se encontraban en las gradas hueando y el Amaro había empujado al Matías haciendo que se sacara la chucha.

Vi como mis amigas pusieron la vista en estos. Por un momento nos asustamos, pero cuando vimos al Matías cagarse la risa, el susto desapareció.

—Son unos simios culiaos —escuché hablar a la Fran—. No se como podemos ser amigas de estos hueones.

Yo solo esbocé una sonrisa cuando mi mirada choco con la del Amaro. Este levantó la mano y salido de manera muy tierna. Aunque ahora no solo era mi pololo quien miraba hacia acá, que lindo suena eso. Si no, también el Bastian, inmediatamente me giré a mirar a mi amiga.

Esta había girado, dándoles la espalda. La Fran no tardó en darse cuenta.

—¿Estás bien? —preguntó preocupada.

Se quedó callada unos segundos.

—Si... solo me molesta verlo —se cruzó de brazos—. Es como si su existencia me molestara.

Con la Fran nos miramos algo preocupadas.

—Chiquillas, no tienen porque preocuparse. Estoy mucho mejor que el otro día —nos sonrió convincentemente.

Y si que lo estaba o eso era lo que notaba.

Hace unos días atrás...

Nos habíamos venido temprano de la casa del Amaro. Después de la pelea de los chiquillos, decidimos que lo mejor era llevarlas a mi casa.

Durante el corto camino desde la casa del Amaro y la mía, la Camila no habló e incluso su semblante era serio. Pero sabía que sentía otra cosa y lo noté en sus ojos cuando el Bastian le dijo lo último.

Una vez que llegamos a pieza la Camila rompió en llanto. Nosotras no dudamos en acercarnos y hacerle saber que estábamos ahí para ella. No se cuanto rato estuvo llorando, sentía que había sido arto, pero aún así no la dejamos sola.

Pensé en tirarme algún comentario sobre nuestro amigo, pero pensé que no sería lo mejor. Aunque la Francisca pensaba totalmente diferente.

—Es un saco huea —soltó molesta—. Me dieron unas ganas de pegarle una pata en el ho...

—Francisca —la mire serio.

—Tampoco se enojen con el —dijo entre balbuceos—. No tiene la culpa.

—Camila, no lo defiendas. Enserio que no, todos hemos sido testigo de su relación el último tiempo. De las peleas y sobre todo, de las veces que te hacía sentir mal —se arrodilló a su lado—. Y tampoco te eches la culpa, porque te conozco y se que lo harás en algún momento.

La Cami la miró por unos segundos y lloriqueó un poco más.

—Es que... yo soy muy hueona —se tapo la cara—. A penas sentí algo, debí alejarme.

—No eres hueona por sentir Cami —me acerqué más a ella—. Y nadie te puede culpar por no haberte alejado, incluso tu misma. Era difícil, incluso estando en el mismo grupo de amigos.

—No saben cuanto odio sentir esto, cosas por el. Ilusionarme por cada cosa que pasaba, por esos supuestos celos que habían a veces, porque algo en mi pensaba qué tal vez el también sentía lo mismo —suspiró—. Pero no, nunca sintió algo más que atracción sexual. Buscarme solo cuando el quería y yo como hueona accedía.

—Tampoco sabemos si es realmente lo que el siente Camila —habló esta vez la Fran.

Escuché como soltó una risa amarga.

—Hueona tu misma escuchaste lo que dijo en la casa del Amaro. Y siempre fue así...

La Fran me miró preocupada. Yo solo me senté al lado de la Camila y pase unos de mis brazos por sus hombros. Sentí como se acurrucó más hacia mi.

—¿Se... acuerdan el día que les dije que yo tampoco quería un relación seria con el? —preguntó.

Nosotras dos asentimos.

—Mentí, mentí porque pensé que me vería absurda diciéndolo. Cuando en realidad lo único que quería decirles era que quería algo más que encuentros.

La Francisca se sentó al otro lado, dejándo a la Cami al medio. Tomó una sus manos.

—Pucha mi Cami. Me gustaría no verte así, que no te sintieras así, pero son cosas que pasan inevitablemente —hizo una pausa—. Lo único que puedo decirte es que, si tú crees que lo me mejor es estar alejada de él, nosotras te apoyamos.

Me miro, esperando que dijera algo.

—Si Cami, yo se que no querías que pasara esto. Que hubiera ese alejamiento, porque se que lleva a distanciarte un poco del resto. Pero debes pensar en tu bienestar primero, además los chiquillos lo entenderán.

—Si, tampoco son tan ahueonaos —dijo la Fran.

La escuchamos reír.

—Muchas gracias chiquillas —me miro a mi y después a nuestra otra amiga—. Las quiero un montón.

•••
holaaa, como han estado? les traigo un capítulo algo corto, pero espero que les guste.
Besitos🫶🏻

¿Otra vez tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora