¿Otra vez tú?

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Sofía.

—Por fin un momento juntos —dijo mientras se estiraba en mi cama.

—Soy exagerado Amaro, si nos hemos visto —me reí.

—Pero de pasa no más po y un poco después de clases, pero no es lo mismo —se quejo.

—Bueno pero debes entender que nuestros amigos no están bien —me senté a su lado.

—¿Y a mi que?

Le pegue un manotazo en el brazo.

—¡Amaro!

—Es broma oh —dijo mientras se seria—. Si se que debo entender... más de lo que me gustaría —puso una almohada en su cara.

—¿Como ha estado el Bastian?

—Bien o eso creemos, es que el hueon no habla nada —se saco la almohada de encima—. Le hemos preguntado pero nos cambia el tema, supongo que no quiere hablar sobre eso, así que no le insisto mucho.

—Entiendo, igual el Bastian siempre ha sido más callado... o ¿no?

—Eh sii, un poco, pero igual hablaba de sus hueas con nosotros —levantó los hombros—. Ahora solo prefiere que estemos los cuatro juntos sin decir mucho o haciendo cualquier otra huea.

Lo mire un momento y me dio lata por el Bastian, sea como hayan salido las cosas. Supongo que debe ser difícil no poder expresarte como te gustaría y no lo culpo, no todos pueden llegar hacer tan abiertos como otros.

La Camila era totalmente diferente a él, había llorado hasta no dar más y había hablado todo lo que quiso.

—¿Y la Cami? ¿Como la has visto? —se veía algo preocupado.

—Ahora un poco mejor, igual con la Francisca tratamos de buscar cosas que la distraigan —hice una pausa—. ¿No has hablado con ella?

—Si, el otro día salimos. Pero tampoco es como que esté todo el rato con ella como antes —hablo algo desanimado —lo mire algo triste un momento y supongo que lo noto—. Pero bueno, cambiemos el tema. ¿Vemos Harry Potter?

Pregunto con una sonrisa. Y aunque ya habíamos terminado la saga hace rato, este seguía insistiendo en que la viéramos.

—Creo que alguien se volvió fanático —sonreí.

Este levantó los hombros.

—Tu me hiciste verlas desde un principio.

—Pero no te obligue —lo mire mal.

Vi como sonrió.

—Mentirosa.

—Mentiroso tú.

Se me acercó un poco.

—No —sonrió.

—Y como tú me hiciste ir al cine a ver una película de marvel —acusé.

—Tu te ofreciste solaaa.

—Mentira.

—Sii, dijiste "ay Amarito yo te acompaño para que no vayas solito" —imito mi voz.

Lo mire mal y le pegue con una almohada en la cara.

—Cuentero. Fui porque me gustaba —expliqué mientras me reía.

—¿Yo o la película? —levantó las cejas.

—Obviamente la película. Tampoco tengo tan malos gustos —lo trate de mirar serio, pero inevitablemente se me salió una risita.