By Bill.
Era mi primer día en el barrio Sankt Pauli y todo pintaba color mierda, el pequeño departamento que había alquilado olía a orina de perro y la cerámica del piso tenía tantas manchas que no sabía definir de que color era en realidad, las paredes estaban sucias y chorreadas, los muebles eran viejos y feos.
Apenas y tenía una pequeña ventana en la sala, asegurada por gruesos barrotes para evitar que alguien se metiera a robar, el barrio Sankt Pauli tenía muchísimos delincuentes sueltos en las calles, pero el lugar no era del todo malo, habían muy buenos lugares nocturnos, discotecas, bares, y centros comerciales enormes, habían casinos, lugares donde se realizaban carreras de coches, y buenos vecindarios. Pero en el callejón Reeperbahn y en sus alrededores estaba la mugre, lo había oído por varias personas cuando llegué a vivir aquí."nunca pases por Reeperbahn de noche tú solo" "te robaran hasta el alma".
Y así fue, lo averigué por mí mismo, y no es que haya querido averiguarlo a posta, pero venía tan despistado que me olvidé leer el nombre de la calle antes de meterme.
El viaje desde Berlín hasta Hamburgo me había dejado derrotado y al llegar me había echado a dormir durante todo lo que restaba de tarde, al despertar quise salir por algo de comida, algún supermercado, alguna tienda de barrio, cualquier cosa, pero lo único que encontré fue a dos matones mugrosos que aparte de manosearme me robaron todo mi dinero, sin duda alguna empezaba mi nueva vida de la peor forma.
Regresé al departamento, sin comida, sin dinero, y con el hambre multiplicado por cien.Volví a tirarme en la vieja cama mirando el feo techo de madera repleto de telarañas y me quedé estático allí, era el colmo de la mala suerte, debía pensar en algo rápido antes de morir de hambre el primer día, debía ser capaz de valerme por mi mismo, ¿pero cómo? Sin dinero, sin comida, era difícil sobrevivir así... Seguía tirado en la cama con las piernas colgando al piso moviéndolas en el aire mientras tenía mi cabeza en blanco, se me hacía tan difícil pensar en una buena idea cuando tenía hambre, era nulo, no valía ni un puto euro.
Mí madre me lo había dicho, no vayas a Sankt Pauli tu solo, no es necesario podemos acomodarnos todos aquí, pero Berlín ya no era mi lugar, por muchos años me había escondido detrás de cuatro paredes y ahora debía soportar a Gordon y a sus dos hijos rondando la casa y quitándome mi privacidad.
Mi Madre me había dado una buena suma de dinero para que comenzará los primeros días, y ya no me quedaba niun solo quinto, no podía llamarla el primer día y decirle lo que había ocurrido, sería demasiado imbécil, parecería un gilipollas y aunque lo era y mi madre lo sabía, no quería desepcionarla.Estaba en trance cuando sentí gritos en el pasillo de afuera, la voz de una mujer discutiendo a toda voz con un hombre me alertó y quise salir a chismosear, me pegué a la puerta para oír un poco y escuché parte de la discusión...
—¡¡Lárgate baboso!! ¡¡Maldito borracho!!
¡¡Te he dicho que odio que vengas a estas horas, así de borracho!!
¡¡Hueles a meado, maldito puerco!!. —
Apreté los labios con fuerza para no soltar una carcajada y me tapé la boca con mis manos, seguí prestando atención y oí a un hombre responderle en evidente estado de ebriedad.— ¡¡Déjame pasar Sabela... Te... Te echo de menos!!.
—¡¡¡De menos las pelotas!!! ¡¡¡Si no te largas ahora mismo te echaré a patadas!!!. —Se escucharon varios golpees y las quejas del hombre, me eche para atrás preocupado hasta que el choque de algo o de alguien casi tumba mi puerta... De pronto un silencio... Volví a acercarme y tomé la manilla en mis manos, la verdad dudaba si abrir o no, no conocía a nadie en el lugar y no quería meterme en más problemas pero la curiosidad me ganó y giré la manilla lentamente hasta que la puerta se abrió, el peso del cuerpo abrió la puerta de un golpe y un muchacho quedó tumbado en el piso con el cuerpo metido en mi departamento.
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Encadenados.
FanfictionEl Misterio y la oscuridad eran las características que un joven poseía. En un mundo dónde la sociedad le rechazaba por su aspecto y tenía que lidiar con las burlas y las risas de las personas, Bill Kaulitz se alejaba de todos intentando ocultarse e...