Cap. 2.

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By Bill:

Pan, gaseosa, salchichas, Ketchup, pasta, tomates, Lechuga, Mayonesa, bananas, Shampoo, Desodorante, papel higiénico, dientrifico y muchas muchas golosinas... una canasta llena de todo lo que con tantas ansias llevaba al fin para mi departamento... Ah! Pero no es qué se me haya hecho tan sencillo poder comprarlo... Para poder recuperar mi billetera con mis tarjetas tuve que pasar por todo un lío.

Los golpes y gritos detrás de mi puerta justo al medio día me dejaron tan asustado que me metí detrás del sofa evitando abrirla por varios minutos. Me quedé esperando a que la persona allí se aburriera y se largara pero eso no ocurrió.

—¿¡Bill!? ¡Soy yo, Andreas! ¡Nos conocimos ayer! ¿¡Me recuerdas!? ¡Ábreme por favor! ¡Necesito hablar contigo!. — Cuando reconocí su voz y recordé de quién se trataba, derrape con mis manos sobre el piso para levantarme y abrirle.

—¿¡Qué tal!?. —Le pregunté medio agitado sosteniendome en la puerta y fingiendo naturalidad.

—¡Bill! ¡Amigo mío! ¿¡Cómo estás!?. —Traía buen ánimo, o al menos eso creía yo.

—Hola Andreas... Buen día.—Le respondí ya más calmado.

—¡Necesito que dejes de hacer lo que sea que estabas haciendo... y me acompañes a un sitio!.— Lo observé con el ceño fruncido, yo aún traía puesta la pijama y estaba totalmente desarreglado así que me negué de inmediato.

— Imposible Andreas... Aún no he podido ducharme... No tengo Shampoo, ni jabón, ni nada que sirva para quitarme el mugrego del cuerpo... Además, tengo que ingeniármelas para buscar dinero y comprar algo para desayunar así qué ¡Llegas en un mal momento!. — Sacó sus manos detrás de su espalda de manera divertida y me enseñó un sandwich envuelto en una servilleta blanca, me sonrió mientras lo movía en su mano para tentarme y luego me lo entregó ¿Será que Andreas era Gay? ¿Por qué se preocupaba tanto por mí? ¿Por qué me acortejaba tanto?.

—¡Tómalo! Es para ti. Me imagine que no habías desayunado nada, Por eso te lo traje... No me mires así... De verdad necesito que me acompañes a un sitio ¿Sí?. —  Le Recibí el sandwich lentamente y lo observé con curiosidad. Comencé a quitarle el envoltorio de plástico transparente muy despacio mientras le analizaba.

— Gracias... Otra vez gracias... Pero...
¿Y mi billetera?.

— Sí... Verás, de eso se trata, si me acompañas... Si vienes conmigo... Te la podré devolver.

—¿La tienes?

—¡Casi!. —Fingió una sonrisa bastante dudosa y me observó preocupado.

—¿Cómo así?.

—Verás, Bill... Es difícil de explicar pero... Si me acompañas lo entenderás.

—¿Y... A dónde?. —Le pregunté curioso.

—No puedo decírtelo... Confía en mí, sólo acompañame, Bill. —Lo seguí mirando con atención, tanto misterio me estaba haciendo desconfiar y dudar un poco pero, Andreas se veía un buen chico y aunque solo lo conocía desde la noche anterior, me había demostrado que ni tenía malas intenciones conmigo, eso era lo que yo creía tal vez demasiado confiado y Andreas planeaba las peores cosas conmigo... ¿Y sí ... Me violaba?
¿Podía pasar algo así o no?... Me estaba demostrando demaciado interés y eso era preocupante. No estaba acostumbrado a que las personas se preocuparan por mí, Solo mi mamá lo hacía.

—¡Vamos Bill!... Prometo que nada malo te pasará... Al contrario... Si me acompañas tendrás tu billetera devuelta.—Me lo pensé un poco, si era verdad lo que Andreas decía, recuperaría mis tarjetas. Si mentía y lo que quería era violarme pues. ¿No podía ser tan malo o si? Bueno, si me violaba si, pero Andreas me parecía guapo y no podía ser algo tan asqueroso después de todo.

Encadenados. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora