Capítulo 17.

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By Tom:

La sustancia del Éxtasis en mi cuerpo había estallado y las reacciones comenzaron a notarseme.

—Quiero ver cómo lo Matas... Eso me gustaría, Bill. —Sonreí y él se me quedó viendo asustado. Tal y como Gerard lo había dicho, me tenía en frente y lo valiente se le esfumaba.

Dejó de verme para alternar su mirada en los demás chicos afuera, y supe que no quería verse como un cobarde frente a todos. Pero tampoco quería matarlo, al menos no de esa manera, no era lo mismo disparar un arma que cortar un cuello con una navaja.

—¡Gerard!... ¡Trae a ese hijo de perra aquí!. —Le pedí cuando lo vi detrás de Bill intentando sostener a Luther que comenzaba a resistirse. Me puse de pie nuevamente y le esperé a que me obedeciera.

Gerard avanzó empujando al imbécil desde la espalda, Y cuando quedó al lado de Bill, golpeó en las piernas a Luther para que cayera arrodillado frente a mi.

—¿Así qué jugando a las escondidas, eh?. —Les pregunté alternando mi mirada en ambos puercos y sonreí.
Tuve que cerrar mis ojos y acomodar mi cuello instintivamente, ya que la droga se estaba apoderando de mi cuerpo y comenzaba a inquietarme.

—¡Bien... Haremos ésto rápido, ya me cansé de ustedes!. —Apoyé mi pistola debajo del mentón de Luther y lo obligue a levantar su cabeza para que me viera.

—Comenzaré contigo. —Le sonreí con extrema maldad, la droga me estaba haciendo fantasear un montón de situaciones y necesitaba ponerlas en acción cuanto antes.

—¿Quieres ver cómo lo mato o quieres ayudarme?. —Le pregunté a Gerard irónicamente y vi cómo se mordía el labio inferior mientras pensaba sus alternativas.

—Quiero ayudarte. —Respondió cómo pidiendo permiso y yo le sonreí.

—Okey...—Le dije expresando tranquilidad con mi rostro y Gerard se preparó.

—¡Entonces... Ábrelo!. —Retrocedí unos pasos y cuando Luther comprendió mi frase abrió los ojos enormes y comenzó a sacudirse desesperado.

—¡No... No... Detente!... ¡Detente podemos negociar, Tom! ¡Puedo darte armas! ¡Droga! ¡Muchísima droga a cambio! ¡No es necesario qué lleguemos a ésto! ¡Puedo darte muchísimo dinero!.—Comencé a reírme cuando oí sus estupideces y Gerard lo jalo obligandolo a levantarse del suelo.

—¡Nada de negocios Luther! ¡No tienes nada que pueda interesarnos! ¡Vamos a fuera porque no quiero ensuciar nuestro tapete con tus desperdicios!. —Ah empujones lo pasó por mi lado y comenzó a avanzar hasta la puerta de entrada con él.
Nada que esos bastardos me ofrecieran me haría cambiar de opinión. Los quería muertos.

Miré a Bill y le hice una señal con la cabeza para que sacara a Marcus también e inmediatamente obedeció, pero se quejó cuando tuvo que levantarlo, ya que Marcus no cooperaba por su agonico estado y era evidente que Bill también estaba lastimado.
No quise ayudarle, Bill era fuerte, solo le faltaba creerselo un poco más y al verlo en acción me servía también a mí, para darme cuenta que mi pequeño, se había convertido en poderoso miembro de mi banda.

Los chicos abrieron espacio en la entrada y cuando Bill cruzó la puerta a duras penas, Marcus se le soltó de las manos y se desplomó en el callejón, quedó tumbado en en el asfalto provocando los gritos euforicos de todos mis muchachos.

—¡¡Eehh!! ¡¡Levántate ya, pedazo de mierda!!. —Se reían y disfrutaban.

Bill sacudió sus manos quejándose y me quedé viéndole con ganas de abrazarle. Pero no lo hice, simplemente le sonreí y lo jale del brazo para que continuara con su trabajo.

Encadenados. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora