Capítulo 2.

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By Tom:

Flashback.

Por eso del medio día me había levantado perezoso, la cabeza me dolía y sentía que se me partiría en dos mitades en cualquier momento. Era un día como cualquier otro, no sabía si era un lunes o un viernes o tal vez un domingo, solo tenía claro que estábamos en el mes de agosto, y que estaba haciendo  un calor infernal en Hamburgo.

Caminé por el pasillo de la pensión arrastrando los pies mientras me afirmaba los pantalones con ambas manos para evitar que se me cayeran, en ese momento la puerta de entrada se abrió de un portazo y yo automáticamente me lleve una mano a la cara para cubrirme los ojos, arrugué el ceño al recibir el fuerte destello de la luz del sol en la cara y comencé a maldecir como era mi costumbre.

—¡Carajos! ¡Maldito verano de mierda!. —
¡Ey Tom! ¡Ven aquí querido amigo! ¡Quiero presentarte a alguien! —Penny, el Punky de 16 años, más flacucho que yo, de piel blanca pero más rayada que la de un baño Público de tantos tatuajes que traía en la piel. Era el chico nuevo entre nosotros, llevaba apenas un par de meses conociéndolo y se había ganado mi lealtad al igual que Kam y Andreas, los cuatro, nos habíamos conocido en la pensión y nos habíamos adueñado del territorio haciendo de este nuestro hogar.

—Quiero presentarte a alguien. —insistió, me remesía el pecho y la espalda con sus manos completamente entusiasmado y quise darle un puñetazo de la rabia que sentí, cuando la cabeza se me zarandeó y volvió el fuerte dolor de aquella jaqueca de mierda, producto del exceso de drogas y alcohol que había consumido la noche anterior.

—Vete a la mierda Penny, no tengo ánimos para tus idioteces. —Respondí a regañadientes.
—¡No seas amargado Tom! ¡te caerá bien! ¡Ya lo verás! ¡Vamos, Acompáñame afuera! ¡Solo me falta presentártelo a ti!. —Me jaló del brazo para que lo acompañara hasta la puerta y cuando la luz del día me pegó de lleno en el rostro y en el cuerpo, lleve de nuevo involuntariamente mis manos hacia los ojos para cubrirme toda la cara, la jaqueca me estaba matando.
Penny  bajo los dos escalones que daban hacia el termino del callejón y me observó desde allí con una enorme sonrisa en la cara.

—¿Qué tienes idiota? ¿Por qué sonríes así?. —le pregunté enfadado, en ese momento Penny levantó su brazo y con su dedo índice me apuntó hacia el enorme muro que nos resguardaba en el callejón Reeperbahn, Fue entonces cuando lo vi.

Un muchachito de estatura promedio, delgado como todos nosotros, igual de debilucho y mal alimentado, el cabello negro Azabache Y alocado. En ese momento no pude ver bien su rostro, ya que su  mismo cabello se lo cubría, vestía una sencilla playera de alguna banda de rock que yo desconocía, unos pantalones negros y ajustados, rasgados en las rodillas, y la expresión de su rostro era nula, no sonreía, no Se le veía triste, ni enfadado, ni entusiasmado como lo estaba Penny, simplemente me observaba por entre las rendijas de su cabello sin demostrarme absolutamente ninguna expresión, su piel era blanca, muy pálida, incluso daba la impresión como si estuviera enfermo.

—¡Ven amigo, Acompáñame para que te lo presente!. —insistió Penny.

Cuando me acerqué lo suficiente al muchacho, pude ver que tenía sus manos manchadas con pintura de color negro y rojo, levanté mi mirada hacia el mural y pude darme cuenta que él había comenzando a pintar un extraño dibujo en el muro.

—Tom... Te presento a Gerard ... Gerard, Te presento a Tom. — agregó Penny en el mismo tono ansioso.

—¡Vamos!... no sean tímidos... salúdense.—
Insistió.
Fue entonces que como buen anfitrión, levanté mi mano y se la ofrecí al tal Gerard, y éste, me observó por unos segundos con sus atentos ojos de color verde y luego me imitó.

Encadenados. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora