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— No-No me vuelva a dejar so-solito, Señor Min.
Al terminar su cigarrillo, YoonGi bajó la mirada solo para ver el puchero y las lágrimas de su novio.
JiMin estaba con las mejillas rojitas juntos con sus saltarines ojos, su mentón temblaba y sus manitas apretujaban el gran peluche de Kumamon.
— ¿Qué pasó, chaparro? — Cuestionó — ¿Es que a caso debo matar a un imbécil?
El menor asintió antes de girarse para buscar al tipo que lo había tocado sin su permiso.
— ¡Él, Señor Min ! — Gritó mientras su dedito apuntaba hacia el callejón — ¡Él se ha atrevido a tocarme!
YoonGi alzó la cabeza.
Error tremendo.
— Vamos, bebé.
Sollozando JiMin tomó su mano para que ambos se encaminaran directo al callejón que tenían en frente.
— Lo va a matar, ¿veñah?
YoonGi sonrió lascivo.
— Nadie puede intentar tocarte, chaparro — Respondió — Solo mis manos pueden tocar tu cuerpo.
JiMin asintió con un mohín mientras apretaba el peluche contra su pecho.
— ¿Es él?
— Shí, Sheñol Min, él me tocó.
YoonGi gruñó antes de soltar la mano del menor y acercarse al tipo asqueroso que se encontraba drogándose en el piso.
— Eres hombre muerto.
El sujeto alzó la cabeza con confusión y antes de siquiera preguntar quién carajos era, él alzó su pie para chocar la punta de su bota contra esa asquerosa cara.
Entonces, cabreado soltó un gruñido mientras tomaba de la camisa al tipo y lo estrellaba contra la pared.
— Yo me encargaré de que no vuelvas a poner tus sucias manos sobre mi novio — Masculló — Park JiMin no se toca.
Tras eso, dejó caer su puño en la nariz del sujeto hasta, posiblemente, desencajar el tabique.
— ¡Espera!
Ignorando las súplicas, sacó la navaja de su bolsillo y sin miedo ni lástima la penetró contra el estómago de ese imbécil.
— Po-Por favor ....
El sujeto hizo una mueca de dolor por sentir cómo la navaja se retorcía dentro de él.
— Solo estas manos manchadas de sangre tienen el derecho de tocar tan hermoso cuerpo.
YoonGi sonrió segundos antes de sacar la navaja y dejar que el tipo caiga al suelo.
— A-Ayúdame — Pidió mientras se presionaba la herida — Por favor.
— Claro que te ayudaré.
Sacó la pistola de los ligues de sus jeans para cargarla frente al tipo, quien solamente empezó a negar entre lágrimas.
— ¡Espera! — Gritó — ¡Por favor, para!
Intentó ponerse de pie para huir, pero YoonGi lo pateó para que cayera nuevamente al suelo.
— ¡Tú-Tú estás demente!
YoonGi dejó ver una sonrisa lasciva mientras alzaba la pistola.
— ¡Estás enfermo!
— Tal vez.
Luego de murmurar eso, jaló del gatillo dos veces con dirección a la frente de ese malnacido.
