🛍𝒄𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝒕𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚 𝒆𝒊𝒈𝒉𝒕🛍

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— " ¿De verdad crees que JiMin está mejor sin ti? "

Soltando un suspiro tan amargo YoonGi pegó suavemente la frente contra la puerta de la habitación de JiMin.

— " Ve a su habitación y luego me dices si crees que está mejor sin ti, hijo de la gran puta "

Diablos.

Quería entrar y ofrecerle disculpas a JiMin y de rodillas si es necesario.

Solo han pasado unos cuantos días, pero para él se habían sentido tan largos, tan lentos como si hubiera pasado un año completo.

Extrañaba a JiMin, lo necesitaba más que a nada y deseaba arreglar las cosas, pero había algo dentro de él que se lo impedía, y era la culpa. Se sentía tan mal por darle tanta importancia al pasado cuando, como JiMmy había dicho, dejaba de lado el presente.

Lo que pasó con YajaTzael y JimDae ocurrió hace tanto. Él jamás imaginó que terminaría enamorándose de uno de los hijos de quien fue su amante.

¿Las personas eran sabias?

¿Existía la persona que tiene el maravilloso don de elegir de quién enamorarse y de quién no?

Si él tuviera ese poder, jamás se habría enamorado de JiMin y así le habría ahorrado tantas lágrimas y tanto dolor, pero no podía, solo se enamoró y se aferró al menor tanto que no pensó en las consecuencias.

No era una persona sabia y nadie podía juzgarlo por nada porque nadie en este maldito mundo era perfecto.

Él al menos aceptó su error, otros no lo hacen.

¿De qué lo criticaban las personas, entonces?

¿Qué papel desarrollaban en su vida como para sentirse con derecho de juzgar y opinar sus acciones?

No eran nadie.

— JiMin...

Suspirando golpeteó la puerta unas cuantas veces.

No esperaba que el menor le abriera, solo quería decirle una sola cosa.

— Te amo — Murmuró — Te amo tanto que estaría dispuesto a dar mi vida por ti.

Cerró los ojos y sin quitar la frente de la puerta, dejó escapar algunas lágrimas que demostraban miedo, ansiedad, temor y dolor.

— Gracias por haberme dado los mejores momentos que nunca pasé...

Su improvisado discurso quedó a medio palo cuando la puerta fue abierta.

Sonrió entre lágrimas porque JiMin se veía más chaparrito que antes y eso se debía a que estaba descalzo, no llevaba puesto esos zapatos con tacones tan altos que siempre se ponía.

Dejando de lado, observó su bonito rostro, tenía los ojos hinchados y rojos de tanto llorar, su nariz y mejillas no quedaban atrás porque parecían tomates.

¿En qué momento las cosas habían llegado hasta ese punto?

— Chaparro... — Susurró — Hasta ahora me vengo dando cuenta de que estás muy chiquito para mí.

JiMin soltó una risita con lágrimas en los ojos.

— ¿Hablamos, cariño?

— Hablemos, Señor Min.

Ambos se dedicaron una sonrisa.

Tal vez las cosas mejoraban al menos para ellos.



















































゚・* 🛍 ¸¸.•*¨*• 𝐹𝑎𝑛𝑐𝑦 𝑌𝑜𝑢 •*¨*•.¸¸ 🛍 *・゚ (𝐿𝑖𝑏𝑟𝑜𝑠 𝑑𝑜𝑠)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora