Paris
Siento la garganta seca, y no creo que ni un buen trago de agua me pueda contrarrestar el efecto de estar en shock. Lo último que recuerdo de la llamada con las chicas es el colgar, después de que les dijera que tenía que ir a casa en cuanto pudiera.
–Creo que me iré a casa. Necesito procesar todo esto y no quiero estar fuera– dije lo más calmada posible.
Sabía que si me dejaba llevar por mis emociones, estaría teniendo un pequeño colapso de felicidad contenida y guardada bajo llave.
–Bueno, si necesitas algo, no dudes en llamarnos, linda– alcanzo a oír a Rosette gritar.
Me río y me despido. Guardo torpemente mi teléfono en mi bolsillo y siento mis manos sudar más de lo normal, e intento caminar de vuelta al bar. Mis piernas no están cooperando para ayudarme a caminar de manera normal, y en su lugar se doblan seguido. Me obligan a detenerme y quiero empezar a respirar para calmarme. "Ay no", pienso. Comienzo a sentir el aire encerrarse en mi pecho, y tener una pelotita atorada en mi garganta. Es como cuando estás a punto de vomitar, pero al final no hay nada que expulsar. "¿Qué me pasa?". Siento cómo mi pulso se acelera y mi corazón golpea contra mi pecho; quiere irse de mi cuerpo y salir a respirar.
–Creo que estás teniendo un ataque de ansiedad– escucho una voz detrás de mí.
El susto que me genera el extraño me sirve, porque salgo de mi trance y ahora me concentro en ver al dueño de esa voz.
–¡Daniel! Digo, Doctor Johnson– digo y sonrío.
Me palmea el hombro derecho amistosamente. –Siempre te encuentro de una u otra forma– se ríe.
Exhalo de alivio. –Gracias. Creí que me iba a desmayar; no podía respirar muy bien.
–Eso sucede cuando tienes un episodio de ansiedad. Si mi memoria no me falla, estás en tu salida de descanso. No deberías tener estos ataques– me sonríe.
–Ah, s-sí. No tiene nada que ver con la salida, es otro tema– me río nerviosamente. Espero que no me pregunte qué sucede.
–¿Algo sucedió? ¿Qué te puso en esta situación?
"Rayos". –Emm, nada importante– intento sonreír normal. –Es sólo que me dieron una noticia muy repentina y a veces me pongo así.
–Espero que como futura doctora sepas que esa reacción no es normal.
–Sí. No hay nada de qué preocuparse– "sonríe lo más natural que puedas", pienso.
Y sonrío, para tratar de calmar un poco la preocupación de Daniel.
Él alza una ceja, pero la relaja segundos después. –Si tú lo dices, confío en ti. ¿Estabas por entrar al bar?
–Sí, pero pensándolo bien, creo que mejor me iré a casa. Entraré por mis cosas– anuncio.
–Te acompaño. Una copa no me vendría nada mal– dice sonriendo y abre la puerta para que pueda entrar.
Doy un paso hacia arriba, para evitar caerme con el escalón de la entrada. "Estaré muy nerviosa pero no pienso caerme y hacer el ridículo frente a Daniel". Camino hasta la mesa donde siguen conviviendo y divirtiéndose los demás, sin darme cuenta que Daniel viene detrás de mí.
–¿Todo bien?– pregunta Julissa al verme de nuevo.
–¡Sí!– contesto, mientras tomo mis cosas del sillón.
–¿Segura? Estás un poco pálida.
–Todo está bien, tranquila– sonrío para calmarme a mí y a Julissa.
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¡Estoy en la Banda!
RomanceParis Díaz es la hija perfecta, según sus padres: excelentes calificaciones, las mejores recomendaciones por parte de sus maestros y una alumna ejemplar. Sin embargo, ese sueño no es suyo. Y siente que se le acaba el tiempo para poder lograr lo que...