–¿Ya? ¿Pues cuándo es el diplomado?– pregunta mi madre extrañada.
–Empieza...– "piensa rápido, Paris". –mañana.
–¡¿QUÉ?! ¡¿Y por qué no lo dijiste antes?!– grita mi mamá, al mismo tiempo en que salta de su asiento en el sillón.
Mi padre, en cambio, se levanta calmado. –Bueno, entonces haz tus maletas y nos vamos a la estación de trenes– dice él.
–¿En tren? ¿Y es seguro que se vaya en tren?
–Sí, má. No te preocupes– respondo, intentando calmarla.
Ella me mira con duda, pero termina cediendo después de unos susurros por parte de mi padre. Eso hace que se tranquilice más fácil y, con un ademán, ambos me ordenan hacer mis maletas, las cuales ya casi termino.
Camino hacia mi habitación y cierro la puerta tras de mí. Me dirijo a mi cama, donde están extendidas y abiertas dos maletas de tamaño familiar, las cuales ya había llenado más o menos, pero sentía que me faltaban cosas. Entonces, voy a mi clóset y comienzo a depurar mentalmente mis prendas: esta falda sí, este pantalón no, este vestido tal vez pero me lo llevo por si acaso... Y sin darme cuenta, las maletas ya están completas y mi clóset está casi vacío.
Voy de vuelta hacia las maletas y las cierro con algo de problema, pero cierran. Las bajo de mi cama y en eso, me llega una notificación de WhatsApp en mi teléfono. Lo abro y veo que Akil me ha añadido al grupo en WhatsApp de la banda. Veo la sección de "miembros del grupo" y no puedo evitar sonreír al ver que Ji-Hu no es administrador del grupo, así que si planeaba sacarme sin aviso, no va a resultar.
Rio para mis adentros y mientras saco las maletas de mi cuarto, me llega otra notificación de WhatsApp.
–¿Lista?– pregunta mi padre.
Leo lo que dice el mensaje. Es Oliver:
"¿Cómo vas con tus preparativos, Paris?"
A lo que contesto:
"Sorpresa: hoy mismo me instalaré con ustedes. Tengo que irme, pero nos vemos en un rato" y un emoji de una carita feliz.
Guardo mi teléfono, y mi madre me hace la pregunta que me había hecho mi papá hace unos segundos, a lo que contesto: –Lista– digo con suficiencia.
Mis padres son los primeros en salir del departamento, mientras que mi papá me ayuda con una de las maletas. Yo los sigo y es mi mamá la que cierra la puerta con llave. Después, nos dirigimos al elevador y entramos. Tarda unos segundos en bajar a la Planta Baja y luego, las puertas del elevador se abren. Los tres salimos y nos dirigimos hacia las puertas del complejo de departamentos, las cuales tristemente, no tienen rampas por ningún lado. Así que la operación Bajar Maletas se nos hace complicado a mi padre y a mí. Mi madre, por su parte, está revisando su teléfono y haciendo unas llamadas; yo supongo que es para avisar que me llevará a la estación de trenes y que no podrá atender las siguientes consultas.
–Ahora hay que pedir un taxi– comento.
Mi madre asiente, y luego grita a todo pulmón: –¡¡¡TAXI!!!
Mi padre y yo nos miramos, y nos aguantamos la risa por la potencia del grito de mi mamá, pero funciona, porque un taxi que ya nos había pasado, se detiene y se echa en reversa para encontrarse con nosotros.
–¿Dónde?– pregunta el taxista, con un acento latino.
–Grand Central Terminal, por favor– responde mi madre, mientras que mi papá y yo subimos las maletas en la cajuela del coche.
El taxista asiente, mientras activa el aparato para identificar la cuota. Nosotros nos subimos en la parte de atrás, pero mi mamá se encuentra en la parte del copiloto.
ESTÁS LEYENDO
¡Estoy en la Banda!
RomanceParis Díaz es la hija perfecta, según sus padres: excelentes calificaciones, las mejores recomendaciones por parte de sus maestros y una alumna ejemplar. Sin embargo, ese sueño no es suyo. Y siente que se le acaba el tiempo para poder lograr lo que...