Capítulo 51: Aclarando el Agua

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–No Ji-Hu, no podemos hacer esto– me susurra Paris cuando nos separamos para tomar aire.

–Deja de preocuparte por un segundo, por favor– le digo, y antes de que vuelva a hablar, la atrapo nuevamente en mis labios.

Tomo su cintura, para atraerla más hacia mí. Siento sus manos colocarse en mis mejillas y cuando me entra el pensamiento de que me va a alejar, hace lo contrario: me besa con una urgencia que es casi alarmante; si no fuera por el hecho de que me siento exactamente igual que ella. 

–Paris...– susurro cuando tomo aire de nuevo.

Ella no responde verbalmente, sino que prefiere mostrarme cómo se siente al besarme de nuevo, pero con mucha más ternura de la que puedo sobrellevar. 

Todo lo que quiero hacerle a Paris en estos momentos se podría calificar como indecencia en público.

–No lo puedo creer– escucho una voz externa.

Paris y yo nos detenemos, y miramos hacia la entrada de la terraza; ahí están Akil y Abby.

–¡¿Qué rayos están haciendo?!– exclama Akil, visiblemente enojado.

–¡¿Están locos?! ¡Alguien los puede ver!– añade Abby.

–Abby, yo te lo puedo explicar– dice Paris.

–Esto no necesita explicación. ¡Está más que claro! Yo pensé que en verdad querías a Daniel– el tono que usa Abby deja entrever su decepción.

–Es que es complicado, Abby...

–¿Y tú? Todavía que fuiste con Daniel a hablar en persona para rogarle que regresara con Paris, ¡¿y le robas a la novia?! ¡Estás muy mal!– me grita Akil, y me sostiene de los hombros fuertemente.

–Akil, cálmate– le digo.

–No me voy a callar este secreto– anuncia Akil, y camina apresuradamente hacia la entrada de la terraza.

–¡Akil, espera!– grita Paris, y lo alcanza.

–Paris, no me pidas que te guarde. ¡Esto no me lo puedo callar!

Ella suspira pesadamente. –No te pido que lo calles, sino que me des tiempo para hablar con Daniel. Por favor.

–¿O sea que lo vas a dejar por Ji-Hu?– le pregunta Abby.

–Yo...

–Contesta, Paris– le dice Akil.

Paris me mira. Yo también quiero que responda a la pregunta que le hizo su amiga.

–Es lo que quiero, y debo hacer– contesta Paris, y aunque esas palabras iban dirigidas a su amiga y a Akil, ella me mira fijamente.

Le sonrío, y ella me responde con el mismo gesto disimuladamente.

–Woah woah woah... woah. –dice Abby. –Esto está avanzando muy rápido y no entiendo absolutamente nada.

–Yo te lo puedo explicar, y a la perfección– le dice Akil, cruzando los brazos.

–Akil, deja que hable con mi amiga. Yo se lo contaré a las demás también– le dice Paris a nuestro amigo.

Él se encoge de hombros. –Bien, pero por favor prométeme que le vas a decir a Daniel. Esto que acaba de pasar no está bien, y ustedes lo saben.

–¿Y tú? ¿Qué tienes que decir en tu defensa?– me pregunta Abby.

"Qué chica tan confianzuda", pienso. Pero, si no quiero arruinar mi relación prematura con Paris, debo de estar bien con sus mejores amigas.

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