Ji-Hu
–Chicos, El Grande pide su presencia en su oficina– es lo primero que dice Keyla al entrar al piso de habitaciones.
–¿El Grande? ¿A esta hora?– pregunta Akil, incrédulo.
Keyla asiente, y se retira. Mi amigo y yo nos miramos, porque eso significa que tenemos que levantar a Oliver y Zaid, y este último tiene el sueño más pesado que he conocido.
–Tú encárgate de Oliver. Yo voy por el pez gordo– me dice Akil, y en cuanto concuerdo con su sugerencia, ambos nos dirigimos a los respectivos cuartos de nuestros amigos.
Cuando veo a Oliver tendido en su cama, durmiendo tan pacíficamente, casi me siento culpable de despertarlo. Pero si se trata de una reunión con El Grande después de lo ocurrido, no hay tiempo que perder.
Sacudo a Oliver levemente, mientras susurro su nombre para no levantarlo de golpe.
–Oliver– sigo susurrando.
–¿Mhmm?– gruñe él, mientras intenta abrir los ojos.
–El Grande quiere una junta con todos.
–Okay... ahí voy– murmura, aún con la voz ronca de estar recién levantado.
–Te dejo para que te cambies de ropa– digo, y cierro la puerta de su habitación en cuanto salgo.
Alcanzo a oír un "sí" de su parte, y me voy hacia la sala de estar de nuestro piso. En cuanto me siento, recuerdo que dejé mi teléfono en mi escritorio, y voy a mi cuarto por él. Aún me siento nervioso porque no sé dónde se encuentra Paris, y ni siquiera sé si está bien o si está acompañada por sus amigas. Y justo cuando salgo de mi habitación, veo que ella está saliendo de uno de los elevadores principales, y atrás de ella, viene Connor.
"¿Qué hace con él?", pienso.
–Hola Ji, ¿cómo estás?– me saluda Connor con una sonrisa, un poco forzada.
–Bien.
–Supongo que ya sabrás que El Grande quiere verlos a todos– dice.
Asiento con la cabeza. –Bueno Paris, ve con ellos.
–Gracias– dice Paris por lo bajo.
–Y recuerda que si necesitas de mis consejos una vez más, no dudes en acudir a mí, ¿sí?– le dice Connor.
"¿Consejos? ¿Entonces estaba con él?".
Paris asiente, e intenta formar una sonrisa hacia él. Connor le sonríe de regreso, y se va por uno de los ascensores; a su oficina, quiero suponer.
En cuanto las puertas se cierra, corro hacia Paris.
–Paris, ¿qué pasó? ¿Estás bien? ¿Qué hacías con Connor?– pregunto apresurado.
Ella niega con la cabeza. –Nada, y no creo que eso sea de tu incumbencia.
Su tono me desconcierta. –Paris, yo sólo-
–No, Ji-Hu. Ya basta. Ya no soporto estar en este juego.
–¿De qué hablas? Paris, yo-
–¡Ji-Hu, es que en verdad esto me está sobrepasando! Juegas con mis emociones, me confundes... ¿en verdad crees que quiero estar con alguien que es así conmigo?– me vuelve a interrumpir.
–Pero... ¿por qué dices que estoy jugando con tus emociones? ¡Yo nunca he hecho eso, y jamás lo haré!
–¿Que "no lo has hecho"?– pregunta incrédula, y se ríe de manera sarcástica. –Primero, me tratas de la manera más hostil posible cuando llegué para cambiar tu perfecto concepto de la banda. Después, intentas acercarte a mí como un amigo y al final... todo este tiempo querías jugar conmigo, ¿verdad? ¿Querías burlarte de mí? ¿Ese era tu objetivo?– estas últimas palabras las dice con un hilo de voz, porque ha comenzado a llorar.
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¡Estoy en la Banda!
RomanceParis Díaz es la hija perfecta, según sus padres: excelentes calificaciones, las mejores recomendaciones por parte de sus maestros y una alumna ejemplar. Sin embargo, ese sueño no es suyo. Y siente que se le acaba el tiempo para poder lograr lo que...