Capítulo 46: Mía

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Paris

–Así es... es lo único que queda de ella– dice Connor, mientras examina el globo de nieve que le acabo de entregar.

Hay algo que no me gusta del tono de voz que usa él, pero es muy probable que sean ideas mías; casi siempre mi instinto se equivoca.

Pero aún así, no quiero quedarme con ninguna duda. En cuanto Connor se retira y nos dice que es mejor que vayamos a tranquilizarnos mientras regresa El Grande, yo saco mi teléfono del bolsillo y le mando un mensaje de texto a Daniel.

"Hola, cariño. Te mando mensaje para saber si estás bien; también para preguntarte si tienes algún conocido que nos pueda ayudar"

Durante las primeras pláticas que Daniel y yo entablamos, él me había mencionado que gracias a su carrera como médico, ha conocido a un sin fin de personas; entre ellas, a varias que se dedican a investigaciones privadas.

–¿Qué sucede? ¿Encontraste algo más de El Grande?– me pregunta Ji-Hu, mientras se acerca a mí.

Niego con la cabeza. –Sólo le pedí ayuda a Daniel.

–¿A Daniel? ¿Por qué?– pregunta confundido.

–Tiene conocidos que son detectives privados; quizá uno de ellos nos pueda ayudar– respondo.

Él no está tan convencido de mi idea, pero decide no hablar más del tema. Mientras regresamos a nuestro piso, siento mi teléfono vibrar. Es la respuesta de Daniel.

"Hola, cielo. Yo estoy bien, ¿y tú?"

Otro mensaje:

"Claro que sí, en cuanto me desocupe, me comunico con el que tengo en mente"

Y me envía un emoji de un corazón y una carita mandando un beso. Sonrío, porque mi Daniel ha regresado a mi vida nuevamente, y guardo mi celular dentro de mi bolsillo del pantalón.

Todos nos dirigimos a nuestras habitaciones, ya que por la hora, es tarde y debemos seguir cumpliendo con nuestros deberes como banda, y eso implica descansar para rendir el día de mañana.

Justo antes de que entremos a nuestros cuartos, Keyla llega corriendo hacia nosotros.

–¡Lo hemos encontrado!– exclama más que contenta.

Entre nosotros nos miramos, y festejamos, pero aún estamos confundidos. No sé los demás, pero mi mente y mi paz mental ansían explicaciones.

–¿Y dónde estaba?– pregunto.

Keyla suspira. –No puedo decirles por el momento, pero sí puedo asegurarles que está bien, y que ya se encuentra en casa.

"Otra vez la misma excusa", pienso. –¿No nos puedes alguna pista? ¿Aunque sea pequeñita?– vuelvo a insistir.

Ella niega con la cabeza. –Lo siento, pero ya te dije mucho más de lo que debía decir– me contesta Keyla.

Siento la mirada de los demás sobre mí, así que intento ignorarla. Me encojo de hombros, cuando la mano derecha de El Grande avisa que necesita ir a su hogar para descansar, y para estar dispuesta mañana para su jefe y su trabajo. En cuanto nos despedimos de ella y se retira, los chicos se me acercan.

–¿A qué se refiere Keyla con lo de "ya te dije mucho más de lo que debía"?– me pregunta Akil, haciendo comillas en lo que dijo Keyla.

Suspiro. –Sólo me dijo lo mismo que Connor: El Grande tiene, o tenía, una hija que se llama Alisson. No quiso compartirme más información.

Todos suspiran, exhaustos de tantos secretos. "¿Qué tan malo puede ser conocer a tu jefe de mejor manera, para ayudarlo?".

–Pero... creo que encontré la solución para eso– digo.

¡Estoy en la Banda!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora