Paris
Después de que Ji-Hu insistiera en que cortara ya la video llamada, cierro mi computadora y la pongo en el escritorio. Me pongo de pie junto con los chicos, y me paro enfrente de ellos.
Me encojo de hombros. –¿Y bien? ¿Qué opinan?
–Tu amiga Iris es guapísima– responde Zaid de inmediato.
Akil lo golpea en el brazo, y me rio. –Me refería a lo de la fiesta secreta. ¿Sí les gustaría hacerla?
Todos asienten, pero Ji-Hu es el único que no contesta. –¿Todo bien, Ji-Hu?– pregunto.
Nuestras miradas se encuentran, y él resopla. –No creo que sea buena idea; apenas las conocemos– responde.
–Yo confío en que no dirán nada, ¡en verdad! Somos amigas desde la secundaria, y les aseguro que si algo saben hacer, es guardar un secreto– digo, y en ese momento, Akil me mira.
Nos comunicamos con la mirada, porque sólo él y yo sabemos a lo que me refiero con lo que acabo de decir.
–Pues ni hablar– dice Ji-Hu finalmente.
Los chicos y yo celebramos, mientras unas sonrisas se muestran en nuestros rostros. –¡Pero, con una condición!– exclama Ji-Hu, sacándonos de nuestra celebración.
Lo miramos expectantes. –¿Cuál?– pregunta Akil.
–El Grande no se puede enterar DE NADA– contesta Ji-Hu, enfatizando lo último.
Todos asentimos, mientras que Ji-Hu nos dirige a la salida de mi habitación para ir a nuestra clase. En el camino, Akil me aparta disimuladamente del grupo.
–Paris, no quise ser entrometido pero...
Lo miro. –¿Qué sucede?– pregunto en voz baja.
Él suspira. –Vi el mensaje que te mandó tu amiga Abby. ¿Vas a invitar a Daniel?
La preocupación vuelve a visitar mi cuerpo. –Eh-eh... Aún n-no lo sé.
–Yo creo que no es una buena idea, en especial porque soy el único que sabe lo que hay detrás– dice en susurros.
Sin darnos cuenta, hemos llegado al salón de baile. El maestro Alphonse ya se encuentra dentro de la sala, preparando la rutina en su computadora. Los demás lo saludan, mientras que Akil y yo nos quedamos fuera unos segundos.
–Akil, esta podría ser la oportunidad perfecta para poder explicarle a Daniel la verdad. ¡Es una buena idea!– susurro.
–Difiero fuertemente, pero si tomas esa decisión,– él me toma de los hombros –te apoyo.
Sonrío. –Gracias, Akil. En verdad, significa mucho para mi sentir tu apoyo.
Él me devuelve la sonrisa, y me invita a pasar al salón de baile. Y finalmente, me olvido aunque sea unos minutos del problema que se vino con Daniel.
Por eso me encanta la música: me hace olvidarme de todo y de todos, y me alivia el corazón y el alma.
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1 hora después
–¡Chicos, nos vemos mañana! Muy buen trabajo. –dice Alphonse, mientras se me acerca. –Felicidades, chica nueva. Estás mejorando muy rápido.
Sonrío orgullosa. –Gracias, ¡nos vemos mañana!
Él asiente, y sale de la sala de baile. Los chicos y yo nos dirigimos a nuestro piso, específicamente a la sala de estar. Cuando llegamos, todos caminan a sus respectivas habitaciones para ducharse.
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¡Estoy en la Banda!
RomanceParis Díaz es la hija perfecta, según sus padres: excelentes calificaciones, las mejores recomendaciones por parte de sus maestros y una alumna ejemplar. Sin embargo, ese sueño no es suyo. Y siente que se le acaba el tiempo para poder lograr lo que...