Capítulo 42: El Amor no es Egoísta

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Daniel

El camino a casa se vio más lento de lo normal, y eso que vivo cerca del café, en teoría. Y justo como si estuviera dentro de una película, precisamente en este día donde termino con la que era mi novia, comienza a llover intensamente.

Reviso varias veces mi teléfono, para saber si tengo un mensaje de Paris donde me pida otra oportunidad o algo por el estilo, pero sigo sin tener nada de parte de ella. Ni sus mensajes, ni sus llamadas, besos o algo de lo que alguna vez compartimos.

Debo confesar que aunque he tenido varias novias, ningún rompimiento me ha dolido tanto como este. Mi mente me dice que es por la mentira que me dijo, y por quién sabe cuántas cosas más me haya ocultado en el tiempo que fuimos pareja. Y es en este preciso momento, donde estoy conectando cada señal que se me presentó, y decidí ignorarla o darle el beneficio de la duda a Paris.

Todas las veces que la noté nerviosa cuando veía algo en su teléfono, o cuando su amiga me corrió de su departamento, o incluso la más obvia: nunca me respondía las llamadas o mensajes que le enviaba, o los contestaba varias horas después.

¡Pues claro que no lo hacía, porque está en una maldita banda! Por supuesto que sus prioridades estaban en otro lado, y es eso lo que más me molesta: Paris siempre tuvo la oportunidad de decirme la verdad, incluso cuando recién ganó el concurso, pero decidió usar una mentira tan delicada como lo es la salud mental para que pueda usarse como coartada. Y claro, yo de idiota enamorado y confiado, le creí.

¿Sus padres sabrán lo que está haciendo? ¿Estarán enterados de la misma mentira como yo? ¿O acaso ella fue tan descarada como para usar una coartada distinta? Por el momento no tengo las respuestas para cada una de las preguntas que se están formando en mi cabeza como si fueran involuntarias, pero de algo estoy seguro: no quiero estar con una mujer a la cual se le haga fácil mentirme.

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Ji-Hu

Esto no puede estar bien. Paris no ha salido de su habitación ni siquiera para comer algo, y tampoco escucho algún ruido dentro, más que sollozos débiles. Nunca jamás en esas semanas que tengo de conocerla, pensé que su sentir me iba a afectar de tal manera. Y me duele en el alma verla derramar más lágrimas por alguien que no supo valorarla, ni entender sus razones.

Decido enviarle un mensaje a Akil:

"¿Qué crees que debo hacer para ayudar a Paris? Me duele verla así"

Y antes de que apague mi teléfono, él me responde:

"Hasta ahora, no podemos hacer mucho, mas que darle su espacio"

Pero no, me niego a aceptar esa propuesta. Quiero encontrar la manera de que se sienta mejor, y más porque la fiesta y nuestro primer concierto se acercan; quiero que Paris disfrute esos momentos al máximo. Se lo merece, porque ha trabajado muy duro y todos hemos sido testigos de su esfuerzo y empeño.

Inmediatamente dejo mi teléfono en mi mesa de noche, y voy a la habitación de Akil. Toco gentilmente su puerta, y espero a que me abra.

–¿Sí?– pregunta, y antes de que me de permiso de entrar, paso.

–Adelante– dice sarcástico.

–Necesito que me pases el número del novio de Paris– digo sin preámbulos.

–¿Y qué te hace pensar que lo tengo yo?

–¿Que no eres su mejor amigo?– pregunto en respuesta.

–Pues sí, pero no creas que Paris ha sido muy abierta conmigo en ese aspecto.

Me quedo pensando. "¿Quién podría tener el contacto de ese Daniel?".

¡Estoy en la Banda!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora