Ji-Hu
El resto del viaje fue placentero, hasta eso. Paris cabeceaba un poco, y se le veía muy agotada, entonces le aclaré que si se recargaba en mi hombro, no me iba a molestar. Ella sólo sonrió y me aseguró que no iba a suceder, pero claramente no fue así, porque hasta que llegamos al destino, permaneció dormida en mi hombro.
Yo tampoco pude evitar contagiarme del sueño, y cuando me levanté, me di cuenta que había recargado mi cabeza sobre la suya. Yo me asusté y me desperté sobresaltado, pero ella, ni se inmutó. De verdad, hasta pegué un grito y la chica no hizo nada; ni siquiera se movió de su posición.
"Entonces tienes el sueño pesado", pensé en ese momento. Y en eso, por fin me enteré del destino para nuestra primera cita: París, Francia.
Me asomo por la ventana pero con cuidado, porque es Paris la que está del lado de la ventana y yo me encuentro en el asiento que da para el pasillo. Alcanzo a ver la torre Eiffel y, como es de día aquí, sus luces características están apagadas. Los edificios se ven impresionantes, junto con algunas catedrales que alcanzo a divisar desde tanta altura.
Cuando vuelvo a mi sitio, Paris se despierta, por fin.
–¿Ya llegamos?– pregunta con una voz ronca.
Eso hace que suelte una pequeña risa. –Sí, hemos llegado.
Ella abre los ojos como platos. –¡¿Ya?! ¡¿Dónde estamos?!
Suspiro. –En un lugar que se llama igual que tú.
Si sus ojos eran platos, ahora son tapetes. –¡¿Estamos en París?!
Suelta una risa alegre, y se le va el sueño. Después de que el piloto nos indica que falta poco para el aterrizaje, recibo una mirada de uno de los escoltas. Por lo poco que le entiendo, me dice que vaya al baño. Le contesto susurrando "¿puedo pararme?", y él asiente.
–¿Ya aterrizamos?– me pregunta Paris.
–No, pero tengo que ir al baño– respondo, y sin esperar a que me conteste, me pongo de pie.
Camino hacia el baño, el cual es una parte entera avión; para pasar hacia él, se tiene que correr una cortina de terciopelo.
–¿Qué sucede?– pregunto, al llegar al baño.
–El Grande tiene un mensaje para ti– responde el escolta, y me enseña su teléfono.
"¿Apoco ya podemos recibir mensajes?", no puedo evitar pensar. Leo el texto que le envió El Grande:
"Ji-Hu, si lees esto, es muy probable que ya estén apunto de llegar o han llegado a su destino. ¡Sorpresa! ¡Es París! ¿No crees que es romántico ir al lugar que se llama igual que tu novia? Espero les guste ese detalle.
En fin, este mensaje es para que leas las indicaciones que tengo planeadas para este viaje.
1. No te preocupes por el itinerario; de eso ya se encargó Keyla. ¡Sólo tienen que seguir a los escoltas y listo!
2. Asegúrate de que Paris coopere en las actividades planeadas. Si no habla, ¡tú inicia la conversación!
3. Y por último, ¡diviértanse! Piensen de esto como unas vacaciones de cuatro días; es para que se conozcan mejor y puedan convivir como compañeros de banda.
No se te olvide que están siendo monitoreados por parte de mi equipo y los escoltas, ¡así que nada de mentir! Espero les vaya muy bien y aquí, los demás los estaremos esperando con los brazos abiertos."
Cuando termino de leer el mensaje, asiento en dirección del escolta.
–Bien, ya puedes regresar a tu asiento para el viaje– dice, y sale del baño.
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¡Estoy en la Banda!
RomanceParis Díaz es la hija perfecta, según sus padres: excelentes calificaciones, las mejores recomendaciones por parte de sus maestros y una alumna ejemplar. Sin embargo, ese sueño no es suyo. Y siente que se le acaba el tiempo para poder lograr lo que...