Capítulo 24: Una Astronauta Perdida

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Paris

Hoy es un nuevo día, y eso significan nuevas decisiones que tomar. Como por ejemplo: no decirle a nadie lo que sucedió con Arabella la noche anterior. Si de por si he tenido un poco de problema adaptarme a este nuevo estilo de vida, no quiero agregarle uno más. 

Mi plan es bastante sencillo: hasta que la novia de Ji-Hu no muestre señas de querer revelar lo que platicó conmigo ayer, entonces yo no lo voy a comunicar; así de sencillo. Y la verdad, veo muy poco probable que Arabella quiera contarle algo siquiera a su novio; por lo que me contaron los chicos, ellos dos no se tratan mucho como pareja, sino más bien como dos partes de un contrato.

Pero bueno, necesito ya no pensar en eso, y mejor, concentrarme en lo más importante: ¡hoy tengo mis primeras clases con los chicos! No puedo evitar sentirme emocionada; ¡es el sueño de toda fan de UP! Ser la quinta integrante de la banda más exitosa del momento no estaba en mis planes para este año, pero nuevamente: es mejor no hacerlos porque el destino siempre te va a sorprender con los suyos, y esta es la prueba más fiel de ello.

Akil y Oliver ya me habían sugerido ir lo más cómoda posible, pero tampoco en pijamas, ya que hoy tendremos clases de baile intensivo. Eso me da mucho nervio, porque siempre he tenido mala suerte en lo que se trata de mover el cuerpo; claro que cuando he ido a fiestas y a clubes, me dejo llevar por la música y las copas que tengo encima, pero esto es diferente: esto son las grandes ligas para un artista. Y me da mucho más nerviosismo al saber que Ji-Hu va a estar ahí juzgándome por mi desempeño.

Pero no puedo dejarme llevar por esos pensamientos; debo pensar positivo y estar segura de que los chicos estarán ahí para mí. Además, ¿apoco Ji-Hu nació sabiendo cómo bailar, o cómo cantar? ¡Por supuesto que no! Para correr, primero hay que aprender a caminar. O en este caso, para brillar, hay que aprender a bailar.

Me levanto de mi cama para dirigirme a mi pequeño clóset, donde puse la mayoría de mis pertenencias. Empiezo a buscar el atuendo ideal entre los cajones para mis primeras clases intensivas de baile, y me topo con un set color beige; unos pantalones holgados de algodón y una sudadera del mismo color. ¡Es perfecto! Así cuando sude, no me sentiré pegajosa ni atrapada en mi piel (como normalmente me siento al hacer cualquier tipo de ejercicio). 

–Sólo me faltan los zapatos– digo en voz alta.

Ahora voy a la parte baja del clóset, donde acomodé los zapatos que me traje de casa. Examino los tres pares de tenis que tengo, y me voy por unos deportivos color blanco con cintas negras. ¡Ya está! Medito si en maquillarme al menos un poco, para no parecer recién levantada. Pero mejor, decido sólo rizarme las pestañas y aplicarme bálsamo en los labios; si me maquillo y después me doy un baño, me sentiré como si trajera una máscara puesta.

Ya satisfecha con cómo me veo, tomo mi teléfono y salgo de la habitación, ya que Zaid me comentó anoche que antes de la clase, teníamos que comer el desayuno. Es por eso que me dirijo al piso de abajo, donde están Roby, la cocina y el pequeño comedor para nosotros.

–¡Hola, Roby!– saludo al hombre de mediana edad.

–¡Hola, Paris! ¿Cómo dormiste? ¿Qué tal te parecieron las instalaciones?– pregunta con una sonrisa.

Tomo asiento en el comedor. –¡Muy bien! Dormí como un bebé, la verdad– respondo con una risa.

Él también se ríe. –Así son las camas de las habitaciones, además de que no hay mucho ruido a esas horas.

Asiento, hasta que reacciono. –¿Dónde están mis modales?– pregunto para mí misma, y me pongo de pie de inmediato. –¿Necesitas ayuda, Roby?

Él me hace a un lado gentilmente. –¡Claro que no, Paris! Tú siéntate y espera a que les sirva. Yo estoy para atenderles.

¡Estoy en la Banda!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora