No podía estar pasando nada de lo que acababa de pasar. Tenía que ser una pesadilla. Sin dudas no podía ser la realidad que Nayla le hubiera dicho esas palabras, no después de haber pasado esos momento tan íntimos juntos.
Las flores pesaban en sus brazos como si fueran hechas de piedra. Les dedicó una mirada compasiva, casi como si fueran un ser vivo, y alzó la vista al final del corredor donde la puerta del apartamento de Nayla se había cerrado con fuerza.
Volvió a su apartamento. Tenía que ser un error. No podía estar pasando eso. Tomó el celular para escribirle, para preguntarle qué había pasado, qué había hecho mal, pero al enviar el mensaje se encontró con un único tilde: enviado pero no recibido. Lo supo sin necesidad de más confirmaciones, lo había bloqueado.
Relajó los hombros y dejó que su vista se perdiera en el infinito frente a la pared blanca de su apartamento.
Era obvio, no podía tener tanta suerte. ¿Por qué esa diosa se fijaría en él? ¿Por qué ella lo querría?
Sin darse cuenta estaba llorando, con el corazón hecho pedazos dentro del pecho y miles de sueños destrozados cayeron como papel picado al subsuelo de su alma.
Sintió la falta de aire en sus pulmones, los espasmos provocados por la angustia y las lágrimas le recordaron el asma infantil que había sufrido hasta los siete años y por primera vez en mucho tiempo sintió pánico de no poder respirar.
Se sentó en el piso, con la espalda muy recta, intentando inhalar suavemente y exhalar aún más pausado... pero le estaba costando seguir el ritmo con las lágrimas y los mocos.
¿Cómo iba a continuar ahora? La pregunta rondaba su cabeza de una manera peligrosa. Se sentía el hazmerreír del universo. ¿Por qué no podía tener relaciones humanas de una manera normal? ¿Por qué era tan indeseable?
Dirigió la mirada hacia el ventanal y vio las ramas desnudas de los árboles mecerse con el viento. Inspiró profundamente y soltó el aire con fuerza. Había sobrevivido hasta ahora ¿por qué iba a decaer en este momento? De todos modos era obvio que una diosa como su vecina no podía fijarse en él de manera permanente. Había sido un tonto por tomarselo tan a pecho.
Se puso de pie, listo para no dejarse derrotar, tomó el celular, las llaves y la caja con rosas y salió del apartamento listo para enfrentar su destino. Bajó en el ascensor mirándose fijamente en el espejo. "Te prohibo llorar, maricón" Se dijo a sí mismo, mirándose a los ojos en el reflejo.
Salió a la calle y caminó hasta la esquina para arrojar en un contenedor de basura la caja con las rosas, y el sonido de la tapa del contenedor al cerrarse, cayendo pesada como un enorme punto final, le dio cierto ánimo.
Se cerró el abrigo y alzó las solapas del cuello, había bastante viento en la ciudad y el cielo plomizo presagiaba lluvia. Buscó su celular en el bolsillo, tenía algunos mensajes -pero ninguno era de Nayla-, eran de Jimena, que le preguntaba cómo estaba y si tenía planes para la noche.
Recordó que hacía menos de veinticuatro horas había estado con ella, cenando en ese restaurante y luego en su casa. "Un clavo saca a otro clavo" se dijo a sí mismo, sin estar seguro de cómo un clavo podía sacar otro, y tocó el símbolo de llamada en el número de Jimena.
— ¡Hey! Me sorprendiste. — Dijo Jimena del otro lado, que parecía ligeramente agitada.
— ¿Querés salir hoy? — Preguntó él, sin preocuparse por preguntarle cómo estaba ella o qué hacía.
— ¡Claro! ¿A dónde querés ir? — Jimena sonaba entusiasmada, pero a Lucas le importaba un bledo y eso se sentía ligeramente confortante.
— Podríamos... ir al cine ¿Qué te parece? — Ofreció, sin pensar demasiado.
— Me encanta la idea, justo quería ir a ver.... — Lucas dejó de escucharla, su cabeza disoció todo el resto del tiempo que Jimena estuvo hablando sobre lo que quería ir a ver.
— Bueno, — La cortó cuando creyó que ella había hablado mucho rato. — fijate a qué hora es la función y avisame, tengo que colgar.
Y cortó la llamada, había llegado a un parque en donde una muchacha -quizás de su edad-, columpiaba a un niño pequeño con una mano mientras con la otra se acariciaba el vientre redondeado producto de un embarazo avanzado.
ESTÁS LEYENDO
Nido de cigüeña
RomanceNayla está embarazada y no sabe quién es el padre... aunque tampoco le importa. Lucas no tiene suerte con las mujeres y eso lo hace sentirse desdichado. Un mal entendido los hace conocerse y hacer un pacto para matar la soledad de ambos 🚫LECTURA P...