Gracias a la pericia del taxista llegaron al hospital a toda velocidad. Ingresaron a Nayla por urgencias y mientras unas enfermeras la llevaban a toda velocidad en una silla de ruedas hacia el interior de las puertas, una mujer retuvo a Lucas pidiéndole los datos.
— ¿Nombre y Apellido? — Preguntó, anotando a toda velocidad en una planilla.
— Lucas Dersen. — Respondió él, con la mirada clavada en la puerta vaiven en la que había desaparecido Nayla.
— ¿Relación con la paciente? — continuó la mujer.
Lucas la observó y sus miradas se encontraron.
— ¿El marido? ¿El novio?... — ayudó ella, y Lucas asintió con la cabeza.
— Sí, eso. — Contestó, algo confundido, pero la mujer que le tomaba los datos parecía comprender perfectamente.
— Por favor, firme el ingreso. — Le pidió, y le extendió la planilla, que Lucas firmó sin siquiera leer. — agregue su nombre completo y un número de contacto. — Pidió y Lucas obedeció. — Espere un momento, voy a buscar a una enfermera para preguntar si puede acompañar a la paciente.
La mujer desapareció por la puerta vaivén y Lucas intentó espiar hacia el interior de la sala, pero no pudo ver nada.
Caminó como un tigre enjaulado en la sala de espera hasta que casi una hora después -que le pareció realmente eterna- una mujer vestida de ambo lo llamó por el apellido.
Lucas se acercó a toda velocidad.
— Su esposa tuvo una amenaza de parto prematuro, está estabilizada pero aún corre riesgo de parto prematuro. No hubo fisura de bolsa amniótica. Los latidos fetales son normales para las semanas de gestación, no pareciera que hubiera sufrimiento fetal... pero es muy pronto para descartar un parto prematuro o una fisura o ruptura total de bolsa amniótica, por lo que va a quedar internada.
— ¿Cómo está ella? ¿puedo verla? — Preguntó, sin estar seguro de haber entendido algo de lo que la mujer había dicho.
La mujer relajó el rostro y sonrió.
— Claro, acompáñeme. — Dijo la mujer y lo llevó por la sala hasta la habitación donde estaba Nayla.
Lucas entró a la habitación y su mirada encontró a su diosa limpiándose las lágrimas y al verlo suspiró y fingió -muy mal- una sonrisa.
— ¿Cómo estás? — Le preguntó, acercándose velozmente hacia ella para darle la mano con cuidado, estaba conectada a una vía intravenosa de la que colgaban dos sueros diferentes.
— Asustada. — Se sinceró, apretándole ella la mano a él. — Dijeron que el bebé estaba bien, pero no lo siento moverse hace muchas horas. — Dijo con angustia, y se puso a llorar con muchísima congoja.
— El bebé está bien, me lo dijo la doctora. — Le aseguró, intentando no parecer asustado. — Seguro está durmiendo, los bebés duermen en la panza ¿sabías?
Nayla lo miró a los ojos con sus ojos rojos de llanto y las pestañas pegoteadas por las lágrimas.
— ¿Podes quedarte conmigo esta noche? — Le preguntó, mientras ahogaba los espasmos de su angustia.
El corazón de Lucas se contrajo hasta el dolor de escucharla pedirle que se quedara. Asintió con la cabeza porque sabía que su boca era incapaz de articular ninguna palabra. Ella le agradeció y él quiso decirle que ella podía pedirle cualquier cosa que él lo haría, sin embargo dijo otra cosa, mucho menos cursi pero mucho más útil.
— ¿Querés llamar a tu mamá? — Le ofreció su celular, pero Nayla negó con la cabeza.
— Está en México. No quiero preocuparla, son sus vacaciones.
Lucas entendió por qué estaba sola en su casa y por qué le había pedido ayuda a él. Inesperadamente se sintió agradecido de poder estar ahí, de haber aceptado la idea de Jimena de quedarse en su casa y no ir a la casa de ella, porque si hubieran ido a la casa de ella, de Jimena, Nayla jamás hubiera llegado a tiempo al hospital. Pensar en ese panorama le hizo sentir culpa, como si tuviera una responsabilidad para con su vecina.
— Intentá descansar, yo me quedo acá. — Le besó el dorso de la mano y ella cerró los ojos, estaba muy cansada pero resistía despierta a fuerza de desesperación.
Lucas le acomodó las mantas y el cabello, que estaba desprolijo sobre la almohada, pero Nayla no abrió los ojos y él lo agradeció, porque tenía los ojos llenos de lágrimas y no quería que lo viera llorar.
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Nido de cigüeña
Roman d'amourNayla está embarazada y no sabe quién es el padre... aunque tampoco le importa. Lucas no tiene suerte con las mujeres y eso lo hace sentirse desdichado. Un mal entendido los hace conocerse y hacer un pacto para matar la soledad de ambos 🚫LECTURA P...