37: Fuera de peligro

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Lucas negó con la cabeza, pero no estaba seguro de qué negaba, si la pregunta hacia él mencionándolo como el padre del bebé o la parte en la que le preguntaba a él si quería saber el sexo del bebé.

La mujer ya había terminado su trabajo y se dirigía a la salida. Se despidió de ellos y salió, pero antes de que Lucas volviera a donde estaba sentado antes de que la doctora llegara, se dio cuenta de que ella se había olvidado un bolígrafo. Le avisó a Nayla que ya volvía y salió al corredor a buscar a la doctora que arrastraba el ecógrafo.

Nayla lo esperó un poco más tranquila luego de confirmar que su embarazo no corría riesgo, que sólo había sido un susto. Se sintió agradecida cuando Lucas volvió a entrar a la habitación y estaba a punto de decírselo cuando el celular de él sonó en una llamada.

Lucas no había llegado a cerrar la puerta, literalmente estaba entrando a la habitación cuando sintió su celular sonar. Leyó el nombre de Jimena en la pantalla y supo que no podía evitarla, especialmente porque le había enviado decenas de mensajes que él había ignorado.

— Ya regreso. — Le avisó, y volvió a salir al corredor a atender la llamada mientras se alejaba.

— ¿Dónde estás? ¡Estoy preocupada! Te escribí toda la noche. — Reclamó como todo saludo cuando sintió la voz de Lucas saludándola.

— Lo siento, mi vecina tuvo una urgencia y está sola, tuve que quedarme con ella. — Respondió, sintiéndose ligeramente culpable con Jimena, sin estar seguro de por qué ahora le importaba lo que ella pensara o sintiera.

— ¿Qué le pasó? — Preguntó ella, seca.

Lucas dudó sobre cuán prudente era contarle, pero realmente no veía sentido a ocultar nada.

— Está embarazada de seis meses y tuvo una amenaza de parto prematuro. — Contestó, bastante convencido que no le debía explicaciones.

Jimena se quedó en silencio un momento, pero luego volvió a hablar, mucho más calmada.

— ¿Y ahora cómo está?

— Ya está fuera de peligro, — Afirmó — estoy esperando que le den el alta o que venga un familiar de ella para poder irme. — Mintió al final, no quería escuchar ningún reclamo de Jimena, ni de nadie.

— Okey. — Respondió ella. — Todavía estoy en tu casa, decime dónde estás que te voy a dejar la llave y a verte.

— No es necesario, dejá la llave adentro que le pido al encargado que me abra cuando llegue. No te preocupes. Tengo que colgar. — Le avisó, y cortó la llamada. Un grupo de médicos entraba a la habitación de Nayla y se apresuró a estar presente cuando le dieran el parte.

Eran tres doctores muy serios que le hicieron algunas preguntas generales a Nayla antes de avisarle que debería pasar otra noche más internada, por seguridad.

— Tuviste una amenaza de parto prematuro, no hay una causa establecida, pero suele estar relacionado con altos niveles de estrés o excesivo esfuerzo físico. Mañana por la tarde, después de otro chequeo, van a poder volver a casa, pero durante dos semanas es necesario reposo absoluto. — Dijo el médico que parecía más experimentado, mientras alternaba la mirada entre Nayla y Lucas, que había asumido su papel de acompañante ante todo el personal médico. — Reposo absoluto quiere decir que solamente te podes levantar de la cama para ir al baño y nada más. No podes salir a comprar, no podes cocinar, no podes limpiar, nada. En dos semanas otro chequeo y si los valores continúan estables, podemos hablar de un alta total pero gradual. ¿Entendido?

Ambos, Nayla y Lucas, asintieron con la cabeza casi mecánicamente. Los doctores no dieron muchas más indicaciones y se fueron todos juntos, tal y como habían llegado.

— ¿Tenés que volver a tu casa a trabajar? — Preguntó Nayla, que se había quedado pensando en la llamada telefónica que Lucas había recibido.

— No, me voy a quedar acá, con vos, hasta que te den el alta. — aseguró Lucas, un poco extrañado por la pregunta de Nayla.

— Gracias. — Murmuró, Nayla, al principio sin mirarlo, con la vista clavada en su pancita, pero luego buscó la mirada de Lucas, que tenía un gesto difícil de discernir.

— De nada. — Respondió él con calma, completamente seguro de que daría la vida por ella. 

Nido de cigüeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora