No quiso detenerse a pensar qué había sucedido, ni mucho menos a pensar qué eran ellos ahora, así que se levantó a preparar algo para comer, ya se había pasado la hora del almuerzo y le preocupaba que Nayla estuviera muchas horas sin ingerir alimento.
Preparó bistec a la plancha con zanahoria rallada y huevo duro para ambos, pensando en que las embarazadas necesitan consumir hierro seguido para evitar la anemia.
Por suerte Nayla nunca se quejaba de la comida, todo le parecía delicioso, y sólo pedía mostaza para aderezar.
Le sirvió helado después de comer, y mientras lo comía, Nayla notó las bolsas de compras contra el respaldo de una silla del comedor.
— ¿Y esas bolsas? — Preguntó, reconociendo la marca de la ropa para niños.
— Ah... — Lucas se había olvidado por completo que había comprado ropa para el bebé. Le alcanzó las bolsas a Nayla, que apartó con decisión el bowl con helado para ver lo que contenían. — Pasé por una tienda de ropa y compré algunas cosas. — Le dijo mientras le daba las bolsas.
Nayla sacó lo que había en el interior: dos conjuntos de ropa, algunos pares de medias con dibujitos, dos mantas de algodón y un saquito de hilo color blanco.
— ¿Por qué compraste esto? — Le preguntó, sin querer tomar las cosas en sus manos, dejándolas a la vista sobre la mesa.
Lucas se sorprendió por la pregunta, le parecía obvia la respuesta.
— Porque falta poco para que nazca y no tiene nada. — Respondió, con total naturalidad.
— No tenías que comprar nada. — Metió todo dentro de la bolsa y se lo dio. — Devolvelo.
— Si no te gustaron los modelos...
— ¡Devolvelo! — Le exigió, alzando un poco el tono de voz. — No lo quiero.
Lucas respiró profundo, no iba a caer en su juego.
— No es cuestión de que lo quieras o no. — Le informó. — Puede nacer en cualquier momento y no tiene nada. Puedo entender que todavía sea pronto para una cuna, pero ¿ropa? ¿va a estar desnudo? Los bebés necesitan muchas cosas
_ ¿Qué sabes vos de bebés? Ni siquiera es tu hijo. — Lo increpó, bastante enojada, por algún motivo estaba histérica.
Respiró profundo y contó hasta cinco mentalmente. No iba a responderle.
— Tenés razón, no es mi hijo y no sé nada de bebés. — dijo, para zanjar la discusión. — Mejor voy a mi casa, si necesitás algo escribime.
Tomó la mochila que aún contenía su computadora, las llaves de su casa que seguían sobre la mesa y se fue del apartamento de Nayla. Sabía que si se quedaba ahí iba a terminar discutiendo con ella y no quería.
Se preguntó si se había entrometido mucho al comprar ropa para el bebé, pero descartó la idea velozmente: todo el mundo regalaba ropita cuando se enteraban de un embarazo. Incluso había respetado el deseo de ella de no delatar el sexo del bebé. Le parecía increíble que la situación entre ambos se hubiera tensado así después de haber tenido sexo, y se preguntó si el berrinche de ella tendría que ver con que se había arrepentido de haberse acostado con él.
No quería sobrepensar, pero tampoco podía evitarlo.
Nayla no se esperaba que él se fuera y se sintió terriblemente sola cuando la puerta se cerró suavemente y ella se quedó del otro lado. Muchas preguntas la asaltaron de golpe ¿y si no volvía? ¿y si se iba con la otra? ¿Y si este desplante era el colmo para él y decidía que no valía la pena? Tanta inseguridad junta no era común en ella, y no supo qué hacer con todo eso en su interior.
Si todo estaba bien, ¿por qué tenía que ser tan impulsiva? Su plan había funcionado a la perfección, estaba segura de que en poco tiempo él le pediría de ser novios -por segunda vez- pero había sido tan estúpida de no poder quedarse callada y hacer una escena por una tontería.
Volvió a mirar el contenido de la bolsa. Era solamente ropa, ¿por qué se había puesto así? Se puso a llorar con una de las mantas de algodón entre las manos, el suave contacto del algodón en sus dedos la hizo ponerse peor. Era lo primero que tenía para su bebé, si nacía al día siguiente sólo iba a tener esos dos conjuntos de ropa y el paquete de pañales que Lucas había comprado unos días atrás y nada más.
Le faltaba relativamente poco para el parto y eso la hizo darse cuenta de que también le faltaba muy poco para cumplir dieciocho... <<¿Qué voy a hacer?>> pensó mientras lloraba.
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Nido de cigüeña
RomanceNayla está embarazada y no sabe quién es el padre... aunque tampoco le importa. Lucas no tiene suerte con las mujeres y eso lo hace sentirse desdichado. Un mal entendido los hace conocerse y hacer un pacto para matar la soledad de ambos 🚫LECTURA P...