Nido de cigüeña

46: Gin tonic

El bar no estaba tan vacío como Lucas pensaba que estaría, había varias personas, sin dudas oficinistas, que salían a distraerse después del trabajo. Jimena se sentó en una mesa para dos que estaba libre y desenvolvió la bufanda roja de su cuello, mientras leía la carta de tragos del happy hour.

— ¿Pido dos tequilas? — Preguntó ella, pero Lucas no estaba lo suficientemente convencido, leyó la carta y se decidió por un gin tonic, estaba convencido que la palabra "tonic" tenía que ver con que era de menor graduación alcohólica que, por ejemplo, un tequila. — ¿Cómo está tu vecina? — Continuó Jimena, luego de pedir las bebidas.

Lucas suspiró y se pasó la mano por el cabello.

— Bien... fue un susto, pero ya está estabilizada. — Estaba midiendo sus palabras, no se le podía escapar que momentáneamente vivía con ella.

— Pobrecita, pasar por todo eso sola... ¿Y el papá del bebé? ¿No se hace cargo? ¿No la ayuda?

Parecían preguntas inocentes, y Lucas respondió con la verdad.

— Es madre soltera...

Los tragos llegaron rápidamente, y ambos le dieron un sorbo después de brindar tal como Jimena había pedido.

— No la vi bien esa noche, pero me pareció re jovencita para ser mamá soltera ¿no? — Siguió ella. Lucas asintió con la cabeza, y Jimena siguió _ ¿cuántos años tiene? ¿veinte? — Lo miró fijamente, Lucas tenía que responder.

— Sí, creo que tiene veinte. — Mintió, y le dio otro trago a su gin tonic, que estaba frío y alimonado.

— Veinte años y mamá soltera... ¡Pobrecita! La verdad que la mayoría de los tipos son una porquería, te embarazan y te dejan así como si nada. — Jimena parecía realmente indignada con la situación. — Mi hermana es abogada y se la pasa haciendo juicios a tipos que niegan la paternidad y que no les pasan nada de plata, te voy a pasar el número de teléfono de mi hermana para que se lo pases a tu vecina, así al menos se asegura de que el tipo se haga cargo de la criatura al menos en lo económico.

Lucas quiso decirle que para hacerle un juicio por alimentos al padre del bebé antes tenía que saber quién era, pero se quedó en silencio, bebiendo de su gin tonic.

En cuanto vaciaron los vasos, el mozo trajo la otra tanda, y ante la mirada extrañada de Lucas, el muchacho anunció que el happy hour constaba de la promoción dos por uno, es decir, pagan un trago y les servían dos iguales. Se bebieron los nuevos tragos mientras Jimena le contaba el último chisme de la oficina.

Jimena pidió otra ronda más de lo mismo y como el gin tonic empezaba a hacer efecto en su cuerpo, no se negó.

Bebieron la siguiente ronda y luego la siguiente, estaban relajados y riendo de los chismes de la oficina, y cuando Lucas acabó el sexto vaso de gin tonic supo que había bebido demasiado.

Jimena reía tontamente de algo sin sentido, y se puso de pie después de mencionar que se hacía pis de la risa. Lucas recordó a Nayla de un golpe y buscó en sus bolsillos el celular para ver la hora, pero en ese momento Jimena tropezó con la pata de una silla y cayó al piso.

Lucas se apresuró a ayudarla a levantarse, se le había rasgado la media de nylon negro y tenía un raspón que sangraba ligeramente.

El mozo corrió a ayudarla también, pero Jimena reía, más allá del raspón en la rodilla estaba bien.

— Acompañame al baño. — Le pidió a Lucas, y él asintió. La llevó sosteniéndola de la cintura hasta el baño de discapacitados de planta baja, porque no podía subir la escalera.

Dentro del baño intentó sacarse las medias finas, pero estaba demasiado borracha y las rompió con ambas manos para poder liberarse mientras rezongaba que, de todos modos, ya estaban rotas.

El acto de romperse las medias y sentarse a orinar sin ningún pudor provocó una peculiar excitación en la borrachera de Lucas. Pero no tenía pensado insinuarlo hasta que Jimena, luego de apretar el botón para que el agua corriera, se arrojó contra él y lo besó con profunda pasión.

Se oía la música del bar incluso dentro del baño, y la borrachera de ambos era demasiado fuerte para ignorar el deseo.

— Estoy caliente. — Susurró ella en su oído.