Las luces de la mañana lo atravesaron como puñales directamente en su cráneo. Le dolía la cabeza como si hubiera intentado detener con ella un camión de mudanza a toda velocidad. Se restregó los ojos y se apretó el entrecejo mientras intentaba pensar, por dos segundos, por qué le dolía tanto.
Rápidamente recordó: había bebido. Había bebido demasiado.
Se sentó con cuidado y el sillón de cuero marrón crujió por su movimiento. Recordó que estaba en la casa de Nayla y eso no lo hizo sentir mejor. Tomó su celular, que lo esperaba sobre la mesita de café, eran las siete de la mañana y no tenía ninguna notificación en la barra superior.
Necesitaba un baño y café, café de verdad.
Salió del apartamento de Nayla y caminó los pocos metros por el corredor hasta su apartamento. Necesitaba bañarse con agua caliente y tomar una aspirina antes de hacer cualquier otra cosa. Tomó la aspirina antes que nada y bebió medio litro de agua casi sin respirar y luego se bañó. Al quitarse la ropa notó que en la muñeca derecha tenía la pulsera de cuentas que le había regalado Jimena. No le prestó demasiado atención, se la quitó y la dejó sobre el pequeño mostrador que tenía el espejo del baño. Estaba apurado y no podía detenerse en tonterías.
Se cambió la ropa, se lavó los dientes y se miró al espejo, estaba ojeroso y tenía barba, nunca antes se había descuidado tanto a sí mismo, pero no podía perder tiempo en afeitarse, con suerte lo haría por la tarde o quizás durante la noche si lograba avanzar con el proyecto un poco más.
Salió de su apartamento y volvió al de Nayla, pero al abrir la puerta la encontró en la sala de estar, con la mano sobre el vientre y expresión de susto.
— ¿Estás bien? — Preguntó, un poco asustado, y se acercó a ella con velocidad.
— Sí. — Admitió ella, con los ojos muy abiertos, en realidad creía que él se había ido para siempre, por eso había salido para investigar.
— No deberías estar de pie, sentate. — Le pidió y empujó una silla para que ella se sentara. — Ya preparo el desayuno.
Se apresuró a calentar agua y cortó budín para ambos e incluso sirvió algunas galletas dulces en un plato para que hubiera algo de variedad.
— ¿Querés tostadas también? — Le preguntó cuando llevó a la mesa el budín y las galletas, pero Nayla negó con la cabeza y tomó un trozo de budín y se lo llevó a la boca rápidamente.
Sirvió malta para ella y para él un café negro bien cargado -aunque instantáneo, porque no había otra cosa-, y se sentó a la mesa a desayunar.
— Anoche te esperé para cenar... — Soltó ella, al pasar. Primero sin mirarlo y luego le clavó la mirada oscura, fría como puñales.
— Lo siento, me demoré más de la cuenta. — Se disculpó Lucas, avergonzado.
— ¿Saliste a beber? — Preguntó Nayla, sin rodeos.
No tenía sentido mentirle y lo admitió.
— ¿Con quien?
Lucas pensó a toda velocidad. Podía decirle que con compañeros de trabajo, o podía ser más específico...
— Con compañeros de la oficina. — Dijo sin mirarla.
Nayla asintió con la cabeza y dejó de lado el asunto, no tenía sentido montar una escena, después de todo no eran nada... por culpa de ella.
— Hoy tengo que ir a control médico en el hospital... ¿podrías acompañarme?
— Por supuesto. — Lucas agradeció que terminara el interrogatorio por su salida de la noche, pero de todos modos pensó que lo mejor sería disculparse con ella. — Perdón por haberme ido y tanto tiempo sin avisarte... realmente fue casual, pensé que iba a ser media hora pero perdí la noción del tiempo.
Nayla sonrió. Por supuesto que había perdido la noción del tiempo, si había tenido sexo con esa tal Jimena después de haberla rechazado a ella.
— No te preocupes, no tenés obligaciones conmigo. — Resumió ella, y bebió un trago de su taza.
Lucas no acotó nada a esas palabras, de hecho, si bien sabía que eran ciertas, a veces le costaba admitirlo.
Luego de desayunar, Nayla volvió a la cama y Lucas se puso a trabajar como un condenado, sin levantarse de la silla para nada que no fuera esencial. Iba a cumplir la meta del proyecto ese día a como dé lugar.
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Nido de cigüeña
RomanceNayla está embarazada y no sabe quién es el padre... aunque tampoco le importa. Lucas no tiene suerte con las mujeres y eso lo hace sentirse desdichado. Un mal entendido los hace conocerse y hacer un pacto para matar la soledad de ambos 🚫LECTURA P...