CAPITULO 29 - POR ORDEN DE LOS PEAKY BLINDERS

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Unas barcazas navegaban por los canales de Birmingham, con unos voluminosos paquetes cubiertos por unas lonas beige. De ahí fueron directos al barrio chino, donde los Cheng y Billy Chang volvían a aprovisionar la mercancía para su posterior venta y distribución.

Los principales proveedores de opio de la ciudad volvían a tener materia para vender a las bandas que traficaban con esta droga; y podían, al fin, complacer a sus fieles clientes en sus fumaderos de opio.

-Tommy, ¡Grandes noticias! ¡Los Cheng y Billy Chang vuelven a tener opio para nosotros!-le dijo Arthur en cuanto vio llegar a Thomas a Shelby Company esa mañana del lunes.
-Bien, corred la voz, hablad con todos. Si alguien fuera de Birmingham quiere comprarnos, que sepan que volvemos a estar operativos...-le ordenó Thomas.
-¿Qué tal el desayuno de ayer?-preguntó Arthur de la nada.
-¿Disculpa?-preguntó Thomas confundido.
-Tu desayuno con Caroline...¿Algo que debas contar a tu hermano?-preguntó curioso.
-No...nada relevante...-contestó sin más, y se dirigió a su despacho.

Poco después Caroline saluda al joven Shane en la entrada; y después a Arthur y a John en el recibidor.

-Buenos días, Caroline...-dijo Arthur alegremente.
-Buenos días. Pareces contento hoy...-observó ella.
-Lo estoy Carol, lo estoy...los negocios vuelven a ponerse en marcha...-comentó.
-Eso es magnífico Arthur. Me gustaría hablar con Thomas, ¿Ha llegado ya?-preguntó.
-Sí, está en su despacho...-le indicó.

Vio cómo aquella enigmática mujer caminaba hacia el despacho de su hermano.
Caroline golpeó la puerta antes de entrar.

-Buenos días...-dijo al entrar.
-Buenos días, por fin tenemos mercancía nueva para nuestros negocios.-le informó Thomas.
-Sí, algo me ha dicho Arthur...-comentó-. Parece entusiasmado....-bromeó soltando una sonrisa.
-Sí...imagino que se ha aburrido bastante estas últimas semanas...-sonrió Thomas.

Ambos se miraron y un silencio incómodo se instaló en la estancia.

-¿Quieres tomar asiento?-Le ofreció Thomas.

Carol asintió y se sentó en uno de los sillones frente a su escritorio.

-Hoy iré a hablar con Marchetti...tengo algo que proponerle...-continuó Thomas con total confianza. Había llegado un punto en el que se sentía seguro hablando con Carol de cualquier tema.

Carol lo escuchó con atención. Todo lo que pudiera escuchar entre esas cuatro paredes podría ser información valiosa para Robert.

-Si él puede colar armas en los envíos de piezas de coches de los Lanchester...también podría colar nuestro opio...-maquinó.
-¿Querrán colaros la droga?-preguntó Carol sorprendida por la propuesta que había ideado Thomas.

Era una gran idea, sin duda, pero lo dejaría todo en manos de Marchetti.

-Sí, cuando hablé con el Señor Marchetti, accedió a colaborar conmigo hasta que descubriéramos quien intenta jodernos...-explicó-...y aún no tenemos la menor idea de quién nos la está jugando...-añadió.

Sacó un cigarro y se lo colocó en la boca. Lo encendió y comenzó a darle caladas al elaborado cilindro. Carol quedó en silencio durante unos segundos. No pudo evitar fijarse en cómo los labios de Thomas se posaban sobre el filtro del cigarro, y se puso nerviosa en ese mismo instante.

Thomas pareció notar algo, ya que se puso en pie sin decir nada y se acercó a ella.

-Igualmente tendré que ir a verlo antes de dar nada por hecho...-admitió Thomas sentándose en el borde del escritorio, junto a Caroline. Expulsó el humo de sus últimas caladas y la observó a través de él.

Un Amor NocivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora