CAPITULO 12 - LA OFERTA DE EMPLEO

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A la mañana siguiente Carol recogió parte de su ropa y la metió en una maleta de piel color marrón que descansaba sobre su cama. Cerró la cubierta y bajó un par de cierres metálicos que tenía a ambos lados. La agarró por el asa central para llevarla. Era una maleta pequeña pero robusta, el equipaje de mano perfecto.

Cogió su pistola y se la puso en la cinturilla del pantalón, en la parte trasera, a la espalda. Quedaba tapada con su chaqueta y su abrigo, pero la tendría a mano.

Salió del apartamento y cerró con llave. Era muy temprano, no había hecho más que amanecer, pero se encaminó decidida a ver a los Shelby en su local central, donde tenían sus oficinas para blanquear sus negocios ilegales. Entró y vio a Arthur y a Paul, que estaban conversando y fumando tranquilamente. Aquello parecía muerto, la verdad, como si estuviera habitado por fantasmas.

Ambos levantaron la cabeza al verla entrar.

-¿Está Thomas?-preguntó antes de continuar.
-Sí, está en ese despacho de ahí...-dijo Arthur haciendo un gesto con la cabeza.

Caroline caminó hacia la puerta, en la que pudo leer "Contabilidad", golpeó suavemente con los nudillos, y no fue hasta que escuchó la voz de Thomas que se atrevió a agarrar el pomo para abrir la puerta.

-Adelante.-dijo él con firmeza, y ella abrió la puerta para pasar.
-Buenos días...-dijo entrando y cerrando tras de sí.
-Carol...has madrugado...-observó Thomas.
-Tú también...-apuntó Caroline.
-¿Acaso duermo?-preguntó Thomas de forma retórica.

Caroline no supo interpretar si se trataba de una certeza o una simple broma. Aunque, fijándose bien, lo cierto es que el contrario  no tenía muy buena cara. Thomas llevaba puestas unas gafas, y tenía varios papeles entre las manos. Su cigarro reposaba en un cenicero sobre la mesa, y el ambiente estaba bastante cargado. Sobre la mesa, reposaban varios montones de papeles, que parecían tener a Thomas algo agobiado.

-¿Has pasado la noche aquí?-preguntó acercándose al escritorio con curiosidad. Ojeó los papeles desde la distancia.

Thomas se quitó las gafas y las dejó sobre la mesa. Agarró el cigarro y le dio una calada.

-¿Qué quieres Caroline?-preguntó, y su voz sonaba cansada, por lo que Caroline decidió aceptar que sí había pasado la noche en aquel despacho.
-Me marcho a Londres en un par de horas, y había olvidado pedirte algo...-dijo.

Esta frase despertó todos los sentidos de Thomas y se apoderó de él una gran curiosidad.

-¿De qué se trata?-preguntó de forma directa.
-¿Estás llevando tú la contabilidad de la empresa? Menudo lío tienes aquí...-Carol cambió de tema al ver que Thomas estaba con un par de libros de cuentas abiertos sobre la mesa y montón de papeles acumulados por revisar.
-Sí...-contestó Thomas sin más, sin esperar ese giro de conversación.
-¿No tienes un contable que haga este trabajo?-preguntó ella extrañada.
-Lo tenía...mi primo Michael solía hacerlo...-contestó Thomas sin más.
-¿Se fue?-preguntó curiosa.
-Sí, nos dejó hace meses...-le explicó Thomas con seriedad.
-Pues te ha dejado bastante lío aquí...-dijo ella actuando con naturalidad, cogiendo algunos papeles del montón que descansaba sobre la mesa-.¿Por qué no le pides que vuelva?-preguntó con ingenuidad leyendo uno de los papeles de su mano.
-Tendría que regresar de entre los muertos...-contestó Thomas soltando una bocanada de humo de su cigarrillo. Totalmente impasible ante tal afirmación.

Caroline se quedó congelada, no había sabido interpretar las explicaciones de Thomas, y no imaginaba que el desenlace del contable había sido mortal.

-Lo siento...yo...no sabía que...tu primo...-empezó a excusarse.
-No pasa nada, lo maté yo...-admitió con calma y serenidad, sin mostrar el más mínimo arrepentimiento.

En ese momento Carol empezó a entender que las historias que había escuchado sobre Thomas Shelby, no eran simples cuentos; sino que realmente era un hombre insensible, malvado, con un alma fría y oscura. No supo qué más decir después de escuchar aquello y observar la frialdad con la que actuaba Thomas, así que fue él quien habló.

-¿Te interesaría el puesto?-le preguntó.
-Bueno...acabas de decirme que mataste al anterior contable, no sé si esta carrera tiene mucho futuro...-se atrevió a bromear sobre el tema, aunque ella solía mostrar mucho respeto con temas relacionados con la muerte.

Soltó los papeles nuevamente sobre la mesa, como si quisiera zanjar el tema con aquel gesto...pero Thomas continuó.

-Siempre y cuando no me traiciones, no correrás peligro...-le explicó Thomas, pero sonó más como una advertencia que otra cosa.
-Imagino que podría echarte una mano...aunque, creo que necesitas a alguien de confianza para un puesto como este...-contestó ella sin más, aunque no estaba del todo cómoda en ese momento.
-¿Tú no lo eres?-preguntó Thomas poniéndose en pie y caminando alrededor de la mesa para acercarse a ella. Se sentó en el borde del escritorio, frente a ella.
-Sí, claro...sólo que...no me conoces lo suficiente...¿Cómo puedes darme este cargo sin más?-preguntó sorprendida.
-Por eso mismo. Si trabajas aquí, te tendré vigilada...Y si compruebo que no eres de fiar, no tengo más que pegarte un tiro...-afirmó Thomas sin pestañear, y procedió a darle otra calada a su cigarro.

Aquello había sido una oferta de trabajo, una advertencia o una amenaza...o puede que todas esas cosas a la vez. Caroline sabía que Thomas desconfiaba de ella, y no lo culpaba. Aquello no era más que una prueba y ella debía estar a la altura si quería que sus planes continuaran hacia delante.

-Está bien. Trabajaré en esta oficina como tu contable, pero sólo cuando no tenga otros asuntos más importantes que atender...-contestó sin dudar demasiado. Quería que Thomas la viera fuerte y decidida.

Además aquello era una oportunidad de oro para estar dentro de la empresa y poder obtener mucha más información sobre los Shelby y los Peaky Blinders.

-Perfecto.-sentenció Thomas-. Y ahora dime...¿Qué querías pedirme?-preguntó volviendo al principio de la conversación; tan alegremente, que no pareciera que la hubiera amenazado con pegarle un tiro hacía apenas unos segundos.
-¿Conoces a la familia Williams? Son de Liverpool, unos nuevos ricos que trafican con armas, creo que incluso se los ha relacionado con el IRA...-comentó.
-Sí, por supuesto que he oído hablar de ellos, el hijo mayor también se dedica a los caballos...creo que lleva una casa de apuestas...-dijo Thomas.
-Bien, pues...van a dar una fiesta en su mansión la semana que viene, y Jonas quiere establecer relaciones con ellos...-le explicó Caroline.
-No van a venderle armas a los alemanes...-rechistó Thomas, expresando lo que pensaba sin morderse la lengua.
-En teoría no tienen muchos miramientos sobre a quién le venden sus armas...-expresó Caroline-. El IRA, los alemanes... ¿Qué más da?-continuó con su razonamiento.
-¿Y qué quiere Jonas?-preguntó Thomas queriendo llegar al grano cuanto antes.
-Que consigas que nos inviten a esa fiesta...juega tu papel, mueve tus hilos...no van a rechazar a Thomas Shelby y a su contable...ni a un amigo que esté de visita...-le explicó ella.
-Puedo intentarlo...-se limitó a decir Thomas terminándose el cigarrillo.
-Lo conseguirás...-afirmó ella alegremente-. Y ahora me voy a la estación, viajaré en tren a Londres. Cuando vuelva te quitaré esta montaña de papeles y tu me confirmarás que estamos invitados a esa fiesta...-resumió caminando hacia la puerta.
-No hemos hablado de tu sueldo como contable...-bromeó Thomas.
-No hace falta...ya sabes que no me interesa el dinero...-dijo ella con desinterés-.Te veo en un par de días...y asegúrate de que seamos bien recibidos a esa fiesta...-le recordó antes de abandonar el despacho.

Thomas se quedó inmóvil, aún sentado sobre el escritorio; dándole la última calada a su cigarro antes de apagarlo sobre el cenicero...tras lo cual esbozó una breve sonrisa. Cada vez que interactuaba con Caroline, esa era la reacción de su cuerpo.

Un Amor NocivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora