CAPITULO 40 - LAS APARIENCIAS ENGAÑAN

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Todos en la mesa parecieron estar bastante sorprendidos por la aparición de Lizzie y Charlie, y el ambiente se enrareció, ya que se produjo un inusual silencio.

-¿Bueno, hay sitio para dos invitados más o no?-preguntó finalmente Lizzie rompiendo el silencio. Sonreía amablemente.
-Sí, por supuesto...-dijo Thomas aún con el semblante serio.

El ama de llaves añadió una silla al lado de Ada, lo cual la situaba exactamente frente a Carol. Ambas estaban a lado y lado de Thomas, que lógicamente, presidía la mesa.

-¿Pongo otra silla para el pequeño?-preguntó la asistenta.
-No es necesario, se sentará conmigo...-dijo Lizzie tomando asiento y poniendo a Charlie sobre su regazo.
-Hola Charlie... estás muy mayor...-le dijo Ada con una sonrisa. Pero el niño ocultó su cara en el torso de Lizzie.

Ada desvió la mirada y se cruzó con los ojos de Thomas mirándola con desaprobación. Estaba claro que intuía lo que había ocurrido. Ada había sido la que había invitado a Lizzie y a Charlie a venir en Nochebuena a aquella cena. Thomas se encargaría de hablar con ella más tarde.

La cocinera se acercó y le sirvió una ración a Lizzie.

-Qué buena pinta, muchas gracias...-le dijo con una sonrisa.

Caroline la observaba perpleja. Era una mujer muy hermosa. El pelo negro por encima de los hombros, con unas delicadas ondas, una mirada cautivadora, unos rasgos afilados...no era de extrañar que Thomas la hubiera elegido como su esposa. Lo cierto es que no se parecían en absoluto. Se preguntó si Thomas realmente podría estar atraído por ella, ya que era muy diferente a su mujer...Bajó la mirada hasta su plato, hasta que volvió a escuchar una voz que la despertó de sus pensamientos...

-Disculpa...creo que no te conozco...-escuchó mientras jugueteaba con el tenedor y la carne.

Levantó la mirada y sintió todas las miradas sobre ella.

-Me...me llamo Caroline...soy....-dijo entrecortadamente-. soy la nueva contable...-explicó-. Un placer conocerla señora Shelby...-añadió.
-Lizzie y yo ya no estamos juntos...-intervino Thomas con urgencia, tras lo cual le dio un trago a la copa de vino. Lizzie garraspeó y continuó comiendo.

La situación era bastante incómoda, y todos eran conscientes del motivo.
Terminaron de comer, aunque Caroline no pudo terminar su comida. No le apetecía en absoluto comer. Comenzó a servirse el postre, pero ella le hizo un gesto con la mano a la cocinera para que no se lo colocara en la mesa. No iba a comerlo igualmente.

Cuando todos hubieron acabado, Arthur fue el que rompió aquel largo e incómodo silencio.

-Venga, volvamos al salón que yo he venido a pasármelo bien...-dijo poniéndose en pie con su copa y lo siguieron los demás, incluidas Ada y Lizzie junto a Charlie.

Carol y Thomas permanecieron en el comedor durante unos segundos más que los demás.

-Caroline...-se aproximó Thomas para intentar explicarle. Pero Carol lo ignoró.
-No hace falta que digas nada...-dijo caminando hacia el salón tras los demás.

Thomas resopló y se terminó la copa de vino de un sorbo, tras lo cuál se unió a los demás en la sala de estar. Arthur ya se había encargado de poner el tocadiscos y todos ya estaban con sus copas y bailando alegremente, tal y como lo estuvieron antes de la aparición de Lizzie. Ada jugaba con Charlie que parecía haber empezado a sentirse algo más cómodo, y la única que parecía no estar cómoda allí era Carol.

Se apoyó contra el sillón hasta que, sin esperarlo, Arthur se acercó y la sacó a bailar. La tomó de las manos de forma que le fue imposible escapar y, a pesar de protestar ligeramente al principio, acabó divirtiéndose con aquel baile.

Un Amor NocivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora