CAPITULO 54 - EL PLAN

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Seguía en aquel lugar. Cuando se dio cuenta de que había vuelto a fumar se sintió mal consigo misma. No pensaba volver a hacerlo y sin embargo allí estaba. Si no fuera por los putos fantasmas de su cabeza...
Liberó el humo por su boca lentamente, aquello la había hecho sentir tan bien en tan pocos segundos...pero al mismo tiempo entendía que aquella no era la solución...

-Tengo que irme...-dijo pasándole la pipa a Duke de forma repentina.
-¿A dónde vas?-preguntó él sorprendido.
-No debí venir...-dijo con arrepentimiento en los ojos.
-Pero lo hiciste...-le espetó Duke.
-Bueno, al menos ahora sé a ciencia cierta que le estás cogiendo opio a Thomas para ofrecerlo en este antro...-comentó sin interés de continuar allí.
-A gente como tú...-dijo mirándola.

Aquello fue un balazo verbal que atravesó a Caroline por completo. Lo dijo para ofenderla, y lo había conseguido.

-Thomas no tiene por qué saberlo...-repitió él.
-Ya...-fue todo lo que se atrevió a decir ella.

La idea de qué Thomas supiera que había estado allí fumando opio le cruzó la mente, y sabía que a él no le agradaría.

-Son sólo unos cuantos kilos...me duran bastante tiempo, vendo a picos de doscientos gramos, a veces menos...prácticamente no afecta al negocio de los Blinders...-explicó como si aquello fuera una excusa.
-Mientras no se den cuenta...-comentó ella, sabiendo tan bien como Duke que si lo supieran estaría en problemas.

Hubo un incómodo silencio antes de que Duke volviera a tomar la palabra.

-¿Qué ves?-preguntó.

Caroline levantó la mirada sorprendida por la pregunta. No estaba segura de entenderla.

-Ves algo, ¿No? Tienes algo en tu cabeza que intentas silenciar...¿Qué es?-preguntó lleno de curiosidad.

Caroline quedó enmudecida. No sabía qué contestar, así que decidió no hacerlo. Le dedicó una mirada y se aproximó a la puerta.

Salió de aquel lugar y caminó por las calles de Birmingham. Al principio, se encontró algo mareada; pero poco a poco, comenzó a sentirse mejor. Por suerte, esta vez sólo había dado dos breves caladas.

Iba ensimismada en sus pensamientos cuando chocó de bruces contra alguien.

-Discúlpeme por favor, andaba algo distraída...-se disculpó instintivamente.

Alzó la vista y se estremeció al ver aquella sonrisa enmarcada bajo aquel bigote: Mosley.

-Caroline, ¿Cómo te encuentras? Discúlpame a mí, debí mirar mejor por donde camino...-dijo él con cortesía.
-Oswald...no esperaba...encontrarme contigo...-murmuró hilando las palabras poco a poco una tras otra.
-Ha sido toda una sorpresa...-comentó él-. Y un gran placer, he de admitirlo...-dijo acercándose a ella más de lo que a ella le hubiera gustado. La forma en que la palabra "placer" salió por su boca le resultó a Carol del todo repulsiva.

Se sobresaltó ligeramente, al sentirse vulnerable después de largo tiempo.

-¿Te apetecería almorzar conmigo?-preguntó sin pensarlo dos veces. Oswald era un hombre bastante directo.

-Yo...no quisiera molestar en vuestro almuerzo...-se excusó ella educadamente.
-¿Molestar a quién?-preguntó Oswald mirando a su alrededor, haciendo ver a Caroline que no lo acompañaba nadie.

Ella observó a Oswald. Le pareció extraño que caminara completamente solo. Sin su mujer. Sin sus hombres. No estaba preparada para aquello. Thomas no sabía a dónde había ido, y ella también estaba completamente sola, pero no podía negar que aquel momento era una oportunidad de oro.

Un Amor NocivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora