CAPITULO 47 - LA DEUDA

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Una vez estuvieron en el centro de la ciudad, Thomas dejó a Caroline cerca a un par de tiendas de moda femenina. Él se marchó a arreglar el asunto de las armas, y acordaron encontrarse al mediodía en las oficinas Shelby.

Caroline entró en unas cuantas tiendas y compró varios trajes, e incluso algunos vestidos. Bolsos, zapatos...se fue cargada de bolsas hacia las oficinas Shelby.

-¡Caroline! Deja que te ayude con eso...-dijo Arthur acercándose.

Le cogió la mitad de las bolsas y la acompañó al despacho de contabilidad.

-Muchas gracias, Arthur...-le dijo ella con una sonrisa.
-No sabes cuánto me alegro de verte...y de que estés bien...-exclamó el mayor de los Shelby de corazón.
-Sí...sigo viva...-suspiró.
-Ya es mucho decir...-rió Arthur-.Os merecéis ser felices...-añadió mientras caminaba a su lado hacia el interior se las oficinas.
-Supongo que sí...-contestó ella sin saber qué otra cosa decir. Había algo en el ambiente que le hacía sentir incómoda, pero no sabía el qué.
-Imagínate....hubieras sido nuestro segundo contable asesinado...a ver quien querría el puesto después...-bromeó Arthur soltando una carcajada.

Caroline rió levemente tras la broma, pero no se sentía cómoda para comentar nada más.

-Voy a estar un rato en mi despacho...me gustaría que nadie me molestara, por favor...-le pidió a Arthur. Dejó las cosas en el interior del despacho y se dispuso a sentarse tras el escritorio.
-Como mande la jefa...-respondió Arthur guiñándole un ojo, y se marchó con aquella sonrisa suya tan característica, enmarcada por su poblado bigote.

Caroline se dejó caer en la silla y ojeó los papeles de la mesa. No le apetecía hacer nada de aquello. Levantó la mirada y sus ojos fueron a parar a la mesita junto al sillón, donde siempre había un par de botellas junto a unos vasos. Se puso en pie y caminó hasta ella, sirviéndose una generosa copa de vodka. Aún no había asimilado todo lo que había ocurrido. Parecía que todo no hubiera sido más que un sueño. Cogió un libro de la estantería, y se sentó en uno de los sillones a leer y a beber, quería estar relajada.

Después de más de una hora leyendo, soltó el libro y volvió a rellenar su copa. Ya era mediodía y aún no sabía nada de Tommy. Estaba preocupada por lo que pudiera ocurrir en su reunión con los Marchetti. Pensó en lo que podría ir bien y dio un pequeño sorbo...y luego pensó en lo que podría ir mal, y se terminó la copa de un trago. Volvió a rellenarse la copa y se sentó para continuar con el libro.

Poco después llamaron a la puerta, y dio un pequeño salto en el sillón, asustada. Estaba demasiado sumergida en la lectura...y quizás había tomado demasiado vodka.

-Adelante.-gritó, y la puerta se abrió para dejar paso a Thomas.

Parecía de una pieza. Lo miró fijamente durante unos segundos antes de soltar el libro y la copa sobre la mesa y ponerse en pie para recibirlo.

-¿Estás bien?-preguntó lo primero que le vino a la mente. Dio unos pasos para acercarse a él.
-Sí, no te preocupes...-dijo él acercándose y dándole un beso en la frente. De reojo observó la mesita junto al sillón, y por el olor pudo intuir que aquella copa a medias, no era la primera del día.

-¿Has estado bien?-le preguntó Thomas separándose para mirarla a la cara, también preocupado.
-Sí, hice mis compras...-dijo señalando las bolsas-. Y decidí relajarme un poco leyendo un libro...-dijo alzando los hombros para quitarle importancia.

Thomas no parecía demasiado contento, pero no quiso hacer ningún comentario al respecto.

-Venga, nos vamos a casa...-dijo él cogiendo del perchero las cosas de Caroline.
-¿Entonces ya entregaste las armas a Marchetti? Apenas me has contado nada...-le preguntó ella, ansiosa por saber cómo fue la entrega. Hacer preguntas era a lo que estaba acostumbrada.
-Sí, estamos en paz...-dijo Thomas tras soltar un suspiro, realmente no le apetecía hablar de aquello en ese momento- ¿Sigues sacándome información?-preguntó de forma divertida.
-No, ahora te saco otras cosas...-rió ella de forma juguetona.

Un Amor NocivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora