Un Amor Nocivo

CAPÍTULO 49 - ANIMALES DE COSTUMBRES

A la mañana siguiente Caroline despertó con los primeros signos de claridad. Thomas seguía dormido, y no pudo evitar pensar que parecía un ángel caído del cielo. Irónico era que se le atribuyeran tantas actos despiadados; a simple vista uno jamás lo imaginaría.

Se vistió con uno de sus nuevos vestidos y bajó al comedor. La asistenta le puso el desayuno en la mesa en cuanto la vio bajar.

-Su desayuno, señorita Smith...-le dijo.
-Oh, gracias, yo no....-le agradeció y antes de decir nada más aquella dulce señora volvió a intervenir.
-No tiene por qué darlas querida, el Señor Shelby me dijo que la sirviera y ayudara en todo lo que necesitase, como si fuera usted la señora de la casa...-dijo con amabilidad, y se retiró a la cocina.

Caroline quedó boquiabierta y totalmente sobrecogida por aquello.

"Como si fuera la señora de la casa...menuda cosa...¿Yo? ¿Señora de una casa así?" pensó. Aquello le pareció una broma.

Se sentó a tomar el té y un par de tostadas. Tuvo que admitir que aquello le gustaba. Levantarse y que le pusieran un apetecible desayuno por delante, definitivamente era algo a lo que podría acostumbrarse.

Aún estaba terminando de amanecer cuando salió de la casa. Respiró hondo y sintió el helado aire colarse por sus fosas nasales y expandirse hasta sus pulmones. Sentaba muy bien. Decidió echarle un vistazo a los caballos, Diamond le pareció tan hermosa como el día anterior, aunque el caballo de Thomas era mucho más imponente y majestuoso.

No mucho después escuchó una voz tras de sí...

-Podrías haberme esperado para desayunar...-escuchó decir a Thomas. Se giró y lo vio allí parado.
-Tenía hambre...-contestó quitándole importancia.
-Podrías haberme despertado...-le sugirió él.
-Parecías descansar tan plácidamente que no quise molestarte...-aseguró ella, y en parte era verdad.

Thomas se acercó y la tomó por la cintura. Aquel gesto puso nerviosa a Caroline de inmediato...parecía que no terminaba de acostumbrarse a tener a Thomas tan cerca.

-Bonito vestido...¿es nuevo?-preguntó él con tono juguetón.
-Sabes que sí...-sonrió ella sonrojándose.
-Te sienta bien...-admitió echándole una mirada de arriba a abajo.
-¿Vamos a la ciudad? Tengo que hacer un par de cosas...y tengo trabajo pendiente...-preguntó Caroline evadiendo el tema.
-¿Trabajo?-preguntó Thomas descolocado.
-Sí, tengo algo de papeleo en la oficina que no tuve ganas de hacer ayer...soy tu contable por si no lo recuerdas...-le explicó de forma divertida.
-¿Ah, lo eres?-preguntó él también con tono bromista.
-Sí...por desgracia para mí, lo soy...-admitió ella siguiéndole el juego.
-Oh venga, no puede ser tan malo trabajar para mí ¿No?-preguntó continuando en la misma línea.
-Depende...-rió ella.
-Tiene ciertas ventajas...-Thomas la atrajo hacia él para poder besarla, y Carol sintió el corazón latiendo con fuerza...como si quisiera salirse del pecho.

-Será mejor que nos vayamos ya...el tiempo es oro...-dijo cuando se separó de aquel beso, y salió del establo dejando a Thomas allí de una pieza.

Poco después la siguió y ambos viajaron juntos en coche. El viaje fue bastante tranquilo, Caroline parecía estar especialmente callada, pero Thomas decidió no presionarla y darle su tiempo...después de todo, al menos estaba aceptando continuar trabajando con él, y sabía que todo estaba siendo algo difícil para ella.

Fueron a la ciudad y ambos entraron a las oficinas Shelby. Caroline estuvo trabajando un poco sobre el libro de cuentas, antes de agarrar sus cosas y salir de allí sin dar aviso alguno. Tenía la cabeza en otras cosas y quería indagar un poco sobre su plan.

A media mañana, Thomas entró en el despacho de contabilidad para encontrarlo vacío.

-Oye Arthur, ¿Has visto a Caroline? No está en su oficina...-dijo asomándose al recibidor.
-Sí, salió hace un rato...-respondió Arthur sin darle la menor importancia.
-¿No te ha dicho a dónde iba?-preguntó Thomas extrañado.
-No dijo nada...sólo salió sin más...-dijo Arthur-. ¿Va todo bien?-preguntó al ver la extrañeza en la cara de su hermano.
-No lo sé...creo que Caroline está algo...no sé...rara...-comentó Thomas sin saber exactamente cómo describirlo.
-Es rara desde que la conocí...no me asustaría por eso...-bromeó Arthur.