CAPÍTULO 58 - SIN REMORDIMIENTOS

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-¿Dónde la llevo?-Le preguntó a Rose.
-A mi despacho...iré en seguida...-dijo antes de arrodillarse para atender al hombre que permanecía inmóvil en el suelo.

Duke y sus amigos llevaron a Caroline al despacho de Rose, y una vez allí, la soltaron para que se calmara.

-Caroline...¿Qué coño has hecho?-le preguntó Duke con desaprobación y una fuerte respiración. Estaba casi tan alterado como la dueña del local.

Caroline lo miró y parecía que, al fin, estaba percibiendo lo que había a su alrededor y a las personas que la rodeaban. Intentó recuperar el aliento, pero sabía que las cosas se le habían ido de las manos...

-¿En qué coño estabas pensando?-le gritó Duke al notar que Caroline parecía volver en sí.
-Yo no...ese hombre...-trató de enlazar ideas pero no era capaz.

La puerta se abrió y la madamme apareció cerrando la puerta tras de sí. Aún estaba alterada.

-Sigue vivo, gracias al cielo...-dijo tras soltar un hondo suspiro.
-Por Dios Rose, ¿Cómo coño se te ocurre darle cocaína a la mujer del puto Thomas Shelby?-preguntó Duke aún incrédulo.
-¡¿Qué iba a saber yo?! Si venía buscándote a tí...-dijo.
-Será mejor que esto no salga de aquí...-comentó Duke.
-Si los Peaky Blinders no destrozan mi local, lo hará esa puta banda londinense...el que está tirado en el suelo es el cabecilla...-caminó hacia el escritorio y cogió un cigarro de la cajita dorada. Lo posó sobre sus labios y comenzó a fumar nerviosa.
-Dame uno anda...-le pidió Duke, y ella le tendió uno.
-¿Me das uno a mi también?-preguntó Caroline inocentemente.
-¡No!-contestaron al unísono Duke y Rose.

Golpearon en la puerta, y los matones de Rose entraron al despacho.

-Sigue inconsciente, ¿Llamamos a una ambulancia?-preguntó uno de ellos.
-¡Llamad a una jodida ambulancia! Llevadlo a cuestas al hospital, ¡¿Qué sé yo?! ¡Pero que no se muera en mi puto local!-contestó malhumorada, se llevó la mano a la frente, como si aquello fuera a ayudar.

Aquellos hombres salieron de allí y se instaló un incómodo silencio en la habitación.

-Creo que debería volver a casa...-dijo Caroline acercándose a la puerta. Duke se interpuso en su camino.
-¿A casa? ¿Qué crees que dirá Tommy cuando te vea así?-preguntó.
-Puede que no note nada...-dijo de forma inocente.

Duke soltó una carcajada.

-¿Acaso te has visto? Estás cubierta de sangre, te tiemblan las manos, y tus pupilas son del tamaño del jodido Bullring, ¿Crees que Tommy no tendrá curiosidad por saber qué diantres ha estado haciendo su mujer? ¿Crees que no lo sabrá?-aquellas preguntas se colaron en la cabeza de Caroline una tras otra, sembrando duda y miedo. Miedo de que Tommy supiera la verdad: que había salido en mitad de la noche a buscar opio, y había terminado esnifando dos rayas de coca, con un puñado de hombres desconocidos.

Últimamente, las cosas no iban como deberían con Tommy, y sabía que en gran parte era por su culpa. Empezaba a pensar que no existía un futuro para ellos. Su cabeza intentaba localizar el punto de inflexión en el que todo se fue a la mierda, pero sinceramente ni siquiera ella lo sabía con certeza.

-Llévatela antes de que vengan a buscarla...-oyó parte de la conversación entre Duke y la madamme.
-¿Busacarme? ¿Quién?-preguntó acercándose a ellos.
-Querida, has enviado a Nigel Chapman al hospital...¿Crees que la cosa se quedará así?-preguntó con un tono que hacía obvio que habría consecuencias.
-¿Quién es Nigel Chapman?-Caroline seguía confundida, no tenía ni idea de a quien había tumbado en la pista de baile. En su cabeza, había tumbado al mismísimo Jonas Müller.
-Nigel Chapman es un empresario de Londres...es dueño de hoteles, bares, restaurantes, tiendas...se ha montado un imperio para blanquear todo el dinero que consigue en sus negocios ilícitos...nada que no hayas visto antes...-comentó con una mueca en sus labios-. Si de verdad eres la mujer de Thomas Shelby, sabes de sobra de qué te estoy hablando...-prosiguió.

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⏰ Última actualización: Oct 03 ⏰

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