CAPITULO 2 - LA REUNIÓN

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Ambos permanecieron en silencio durante unos segundos, que parecieron horas. La situación era algo incómoda, así que Caroline decidió romper el silencio....

-¿Y bien? ¿Qué puede ofrecernos Señor Shelby?-preguntó con curiosidad.
-¿Qué qué puedo ofreceros? Viene usted desde la puta Alemania para verme...conocen el apellido de mi familia de sobra....¿Qué podéis ofrecerme vosotros?-Thomas se sintió algo molesto ante la pregunta.

Carol hizo una mueca con la boca y soltó una leve sonrisa. Bebió de su vaso de vodka.

-Según creo tenemos un "amigo" en común...-contestó ella haciendo énfasis en la palabra "amigo".
-Sí, creo que sí...aunque no entiendo del todo por qué queréis deshaceros de él...se supone que está en vuestro bando...-comentó acomodándose un poco en su asiento.

Hablar con aquella mujer no le estaba resultando tan insufrible como en un principio había imaginado.
Thomas entrecerró un poco los ojos, como si tratara de ver en ella algo imperceptible a simple vista.

-Se suponen muchas cosas, Señor Shelby....pero el Señor Mosley no acata todas las órdenes, y ya han comenzado las revueltas en Inglaterra contra el BUF...-comentó Carol.
-¿Y qué vais a hacer al respecto?-preguntó él.
-Si no ponemos las cosas en su sitio a tiempo...adiós al BUF y a nuestra oportunidad de expandir el fascismo en Gran Bretaña...-resumió ella.
-¡Qué pena!-exclamó irónicamente Thomas soltando una bocanada de humo de su cigarro y dejando ver que no simpatizaba lo más mínimo con esta nueva ideología.

Su boca permanecía abierta mientras soltaba el humo y perforaba aquella nube que flotaba delante de su cara con su mirada. Su rostro impasible.

-¿Qué quiere?-preguntó Carol una vez más, algo incómoda-. Podemos dejarle expandir su negocio del opio en nuestro país, o dejarle vías para contrabando de cualquier otro material con el que esté haciendo negocio ahora...se establecerían algunos puntos dónde se haría la vista gorda...pero...-prosiguió.

Thomas la interrumpió antes de que pudiera continuar.

-Ya no llevo el negocio del Opio....lo lleva mi hermano Arthur....si quiere puedo concertarle una cita con él...-Thomas sonrió e incluso él mismo se sorprendió, ya que hacía tiempo que no esbozaba tantas sonrisas en tan poco tiempo. Casi empezaba a notar aquellos músculos del rostro que pensaba estaban en estado vegetativo.

-Déjese de bromas, ¿Qué quiere entonces?-preguntó ella sin rodeos.
-Ya lo hemos hablado....controlar a nuestro amigo...más bien...quiero que desaparezca...-dijo Thomas de forma contundente.
-Eso puede hacerlo usted mismo...¿Acaso no es el cabecilla de la famosa banda "Peaky Blinders"?-dijo ella con rintintín.

Thomas quedó ojiplático ante la osadía de aquella mujer. ¿De verdad estaba hablando de los Peaky Blinders con ese tono burlón?

-Creo que no entiende lo peligrosos que somos...-comentó Thomas poniendo los brazos sobre la mesa inclinándose hacia delante, acercándose a ella e intentando intimidarla; pero lo cierto es que no percibió nada en ella que mostrara el más mínimo miedo. Por fuera expresaba dureza y seriedad, pero en su interior Thomas estaba sorprendido. Sorprendido con el comportamiento y la templaza de aquella mujer y sorprendido de sí mismo por sentirse así.

Un silencio incómodo se instaló entre ellos.
Thomas levantó la mirada y no pudo evitar fijarse en los ojos de aquella mujer. Eran de un precioso color miel; una mezcla entre marrón y amarillo...parecían reflejar la luz de un rayo de sol al amanecer...era un tono que no había visto nunca antes. Caroline comenzó a hablar, despertando a Thomas de sus pensamientos...

-Entonces no tendrá problemas en librarse del señor Mosley usted mismo...creo que Jonas no tiene nada más que tratar con usted, Señor Shelby. Me gustaría poder decir que ha sido un placer conocerle...pero me temo que no ha sido así....-sentenció ella poniéndose en pie y dispuesta a marcharse de allí. No dio más que un par de pasos cuando notó que Thomas la agarraba del brazo para detenerla.

-Ya no somos los que éramos...-dijo él suavemente, casi como un susurro.

Ella se giró y encontró sus ojos azules profundos como el mar mirándola. No pudo sostenerle la mirada y la desvió hacia su brazo. Thomas aún la estaba sujetando para que no se marchara. Se zafó de su agarre y se giró para encararlo, esperando algo más que la hiciera quedarse allí.

-Yo solo no puedo acabar con Mosley...-suspiró Thomas.
-¿Solo?-preguntó ella desconcertada.

Thomas le hizo un gesto para que volviera a sentarse, y le rellenó el vaso de vodka. Ella accedió a la invitación y volvió a sentarse.

-Verá señora Smith...-comenzó Thomas.
-Señorita, por favor...-le corrigió ella, a lo que Thomas volvió a hacer una mueca antes de proseguir.
-Está bien, señorita Smith...para llegar a dónde estoy y que hasta en la jodida Alemania sepan quien es el puto Thomas Shelby y quienes son los putos Peaky Blinders....he tenido que hacer muchas cosas a lo largo de mi vida...y le puedo asegurar que algunas de ellas no fueron buenas....¡Qué coño! ¿A quién pretendo engañar? ¡Ninguna de esas cosas fueron buenas! Pero últimamente estaba intentando cambiar, ¿Sabe? Pero siempre ocurre algo a mi alrededor que me obliga a actuar...y en este caso es...-estaba narrando su historia cuando Carol lo interrumpió.
-Mosley...-dijo ella terminando el discurso por él.
-No puedo dejar que las cosas queden así, me engañó y casi me vuelo la cabeza, he perdido muchas cosas por el camino y pienso cobrármelas...-dijo esta vez con ira en su rostro.
-¿Y cómo engañan a alguien para que se vuele la cabeza Señor Shelby?-preguntó Carol mordazmente.

Thomas respiró hondo antes de soltar un gran resoplido por la boca, miró a otra parte y se reacomodó en la silla antes de decir nada.

-Me temo que esa historia es demasiado larga para contarla ahora...-dijo mostrándose algo decaído y molesto-. ¿Le dirá al Señor Müller que me ayude a resolver el tema con Mosley o debo buscarme otro aliado?-preguntó sin andarse con rodeos.
-Le hablaré a Jonas de sus inquietudes, y volveremos a vernos...pero tiene que entender que no podemos librarnos de Mosley todavía...es nuestra baza para entrar al país...ningún inglés en su sano juicio seguiría a un político alemán...-explicó ella.
-Por supuesto que no...-sentenció Thomas-. ¿Cuánto tardaréis en desecharlo?-continuó.
-No se lo puedo decir, no depende de mí...cuando Jonas termine de hacer lo que tiene planeado entonces puede que...-empezó a explicar, pero Thomas la interrumpió.
-¿Y qué tiene planeado exactamente Señorita Smith?-preguntó Thomas con curiosidad.
-No puedo revelarle nada...-contestó, pero parecía algo nerviosa.
-No lo sabe...-sentenció Thomas.
-¿Disculpe?-preguntó ella sorprendida por el cambio de dirección en la conversación.

Thomas se bebió de golpe el whisky que quedaba en su vaso y agarró la botella para volver a rellenarlo. Cogió el vaso y lo miró al trasluz antes de llevárselo nuevamente a la boca. La tenue luz amarilla de aquel bar se reflejaba en aquel líquido marrón. Parecía un vaso lleno de miel... y eso le hizo pensar una vez más en el color de los ojos de su acompañante de esa noche...

-Es curioso que no le cuente sus planes... ¿No es usted su mano derecha?-preguntó con intriga.
-Claro que sé cuales son sus planes, es sólo que no tengo por qué decirselos a usted...-respondió algo agitada.
-No tiene ni idea...-replicó Thomas burlándose-. Sin embargo, deduzco que lo tutea...-prosiguió con su discurso.
-¿Disculpe?-preguntó Carol cada vez más indignada.
-He notado que lo llama por su nombre de pila...yo siempre me he referido a él como Herr Müller o Señor Müller, pero usted en repetidas ocasiones se ha referido a él simplemente como "Jonas"...deben tener muy buena relación...-Thomas continuó hilando su teoría.
-No sé a dónde quiere llegar Señor Shelby...por supuesto que tenemos una estrecha relación, de lo contrario, yo no estaría aquí hablando con usted en su nombre. Si está intentando sacarme de mis casillas, no va a conseguirlo...-replicó ella poniéndose en pie-. Creo que está reunión ya ha terminado...volveremos a hablar pronto...-dijo poniéndose el abrigo y unos delicados guantes color gris humo. Thomas observó que sus manos eran igualmente delicadas y elegantes.

-¿Cuándo?-preguntó él.
-Ya lo sabrá a su debido tiempo...-dijo ella caminando hacia la puerta.

Thomas se quedó observando cómo caminaba hacia la puerta y salía del local. Sonrió una vez más antes de darle otro sorbo a su whisky. Aquella reunión se había tornado de misteriosa y emocionante, a molesta, llegando incluso a enfadarle. Pero la verdad, es que al final le había parecido amena, al haberle provocado alguna que otra sonrisa.

Ahora sólo podía esperar a recibir noticias de la informante...

Un Amor NocivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora