CAPITULO 19 - LIVERPOOL

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Finalmente llegó el día. Tenían que asistir a la fiesta que daban los Williams en su mansión de Liverpool.
Caroline estaba nerviosa, las cosas empezarían a encauzarse hacia su desenlace final, todo pendía de un hilo y ese hilo era ella. Debía ser fuerte y continuar con todo aquello.

Había hablado con Thomas, él se había ofrecido a llevarla en su vehículo, pero una vez más ella había decidido acudir en el suyo propio. Si las cosas se torcían no quería tener que depender de nadie.

Una vez en Liverpool, Caroline condujo hasta la dirección de los Williams. Aparcó en aquella majestuosa mansión...por lo visto todos los mafiosos tenían una. ¿Acaso era necesario derrochar? El tamaño de aquella casa era insultante. Bajó del coche y caminó hacia la entrada. Volvió a echar un vistazo: aquella casa era algo que ella jamás conseguiría tener en toda su vida, por muchas medallas que le dieran. Entró y encontró un ambiente muy ameno, con música, hombres y mujeres elegantemente vestidos, camareros llevando de aquí para allá bandejas de champagne y platos con canapés...casi le entraban ganas de bailar y mimetizarse en el ambiente.

Caminó entre la gente y notó la mirada de algunas de las damas allí presentes. Cuchicheaban al verla entrar...probablemente estarían comentando sobre el traje con el que había decidido presentarse allí. De repente escuchó una voz...

-¿No te acompaña Jonas?-preguntó Thomas con curiosidad. Carol se giró sobresaltada.
-No, venía en su propio vehículo...debe estar al llegar...-contestó ella.
-Jonas existe, ¿No?-preguntó Thomas con una risita.
-¿Qué quieres decir?-preguntó Carol molesta.
-Todavía no he tenido el placer de conocerlo...y aunque tenía muchas ganas de conocer a los Williams, aún no se ha dignado a aparecer...-sugirió.-Empiezo a pensar que tal vez sea producto de tu imaginación...-sugirió Thomas.

Carol reacción con indignación, y se mostró bastante molesta. Thomas parecía haber vuelto al principio, a ese punto en el que se burlaba constantemente de ella.

-Te puedo asegurar que es muy real...y aparecerá, yo misma lo vi subirse a su coche...-se limitó a decir, y recordó lo real que eran sus agarres y su tacto. Ojalá no lo fuera...ojalá Jonas no existiera. Se mezcló entre los invitados, dejando a Thomas allí de pie plantado con el vaso de whisky en la mano.

Después de perder de vista a Carol, Thomas decidió relajarse con otra copa de whisky y con aquella buena música. Tenía a varias mujeres cerca que no le quitaban ojo, y sabía lo fácil que sería acercarse a cualquiera de ellas y disuadirlas para irse a intimar a otra habitación. Pero eso sería demasiado fácil, no le llamaba la atención. A Thomas Shelby le gustaba lo difícil, lo que nadie más podía conseguir o tener. Entonces, fue cuando vio a Carol subiendo las escaleras...tan ágilmente como la última vez que estuvieron en una fiesta. Decidió seguirla, tal y como había hecho aquella otra vez.

La vio merodear por los pasillos, hasta que se coló en una de las habitaciones. Thomas sonrió, y decidió seguirla. Entró muy sigilosamente y la encontró husmeando en el escritorio del Señor Williams.

-¿Vuelves a admirar la arquitectura y decoración de la casa?-escuchó Carol decir a alguien. Supo por el contexto de la pregunta de quién se trataba, pero aún así pegó un salto, ya que no esperaba a nadie en absoluto.
-¡Por el amor de Dios Thomas! ¡Me has asustado!-dijo disimulando.
-Te asustas fácilmente... ¿Algo nuevo que ocultar? Creo estar viviendo un dejà vu...-preguntó queriendo saber qué hacía ella allí, a la vez que rememoraba la última vez que la encontró husmeando en otro despacho.

Ella acudió a la puerta para intentar irse de allí, pero Thomas se interpuso. Se quedó plantado frente a ella, poniendo su cuerpo de barrera para evitar que alcanzara la puerta. No era especialmente grande o corpulento, pero su torso y su rostro intimidaron ligeramente a Carol. Tenía una imponente presencia.

Un Amor NocivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora