Hace diez años
—No sabes lo jodido que es ser el jefe, es que no te haces una idea eh. —le advertía Alvin cogiendo papeles en su oficina.
—Si, ya te veo, la verdad que si para ser jefe tengo que acabar como tú... no sé qué prefiero. —decía Marcos entre risas por la confianza que tenía.
—Ja, ja, que gracioso te pones cuando acabas tu horario, anda hazme un favor y prepárame un café, a ver si de esa forma puedo ordenar y firmar todo esto más rápido.
—Ah, no sabía que me había convertido en tu camarero. —bromeaba mientras iba de camino a la cafetera. —¿Sabes? no voy a hacer uno, sino dos cafés.
Alvin lo miró de reojo y soltó una risa, mientras seguía ordenando los papeles en pequeños montones, cuando terminó el último montón se sentó en la silla de golpe pensando en la bonita tarde que le esperaba firmando todos esos papeles y documentos.
—Señor, su mujer está al teléfono. —le decía la recepcionista que se encargaba de las llamadas y los trámites entre otras cosas.
—Eh... dile que estoy ocupado, que ahora en un rato la llamo. —exclamó Alvin firme e incómodo de que cada vez tuviera más cosas que hacer.
—Señor disculpe pero me dijo que era importante.
—Pff... vale pásamela, cojo la llamada desde aquí.
—Perfecto, ahora se la paso, dame un segundo. —contestó la recepcionista yendo de vuelta a su lugar y a pasar la llamada.
Alvin cogió el teléfono que estaba en su oficina y esperó a escuchar la voz de Emilia.
—¿Alvin? —preguntó Emilia.
—¿Qué pasa Emi? estoy fatal con un montón de papeleo que rellenar no puedo hablar mucho tiempo.
—Bueno amor lo siento es que mira que hora es, venía a decirte que hoy no puedo recoger a Alaia, por si la podía pasar a recoger tú. Ya deberías haber acabado de trabajar.
—¿Buscar a la niña? No Emi, pero si sabes que siempre las buscas tú, a parte hoy me pillas liadisimo tengo que hacer un montón de cosas, que este mes hemos recibido muchísimos nuevos empleados.
—Claro siempre tienes estas liado, amor venga por favor, es que hoy no puedo, solo es un día.
—Pero ¿Y por qué no la buscas tú? —preguntó agobiado.
—Porque hoy no puedo amor, si pudiera iría yo como siempre, pero no te llamo por charlar un rato sino para pedirte el favor. ¿No puedes sacar tiempo para ir a buscar a tu hija? —le cuestionó Emilia sabiendo que le iba a tocar la fibra.
—Ay vale que sí, que no te preocupes ya la busco, quédate haciendo lo que tengas que hacer, no te preocupes. —respondió Alvin para terminar la conversación y seguir perdiendo el tiempo.
—Gracias amor, nos vemos esta noche, te quiero. Acuérdate de que Álvaro sale del instituto a las dos y media porque tiene examen.
—Vale, venga adiós un beso.
—Adiós te qui... —Colgó el teléfono Alvin sin que terminara la frase para tener tiempo de acabar lo que tenía que hacer.
Marcos entró con los dos cafés hirviendo y le colocó uno sobre su mesa mientras se sentó en un sofá individual para tomarse el suyo y solo escuchaba los soplidos de Alvin.
—¿Todo bien?
—Pues no, mi mujer me acaba de llamar para buscar a Alaia y no tengo tiempo. Gracias por cierto, por el café. —le dijo alzando su café como agrado.
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Clave De Dio (Saga Claves)
Teen FictionBruno y Sofía continúan su historia a pesar de todos los problemas que tuvieron, nuevas personas llegarán a la vida de estos hermanos ocasionando nuevos problemas o soluciones para atar todos los cabos que terminaron abiertos. Bruno logrará descubri...